miércoles, 17 de junio de 2015

Así celebra Tlacolula la fiesta de la Santa Cruz


Famoso por su amplia y reconocida gastronomía, en que destaca el mole negro y la nieve tradicional, el municipio de Tlacolula de Matamoros se destaca por celebrar el día de la Santa Cruz con una magna fiesta en que la unión entre pobladores es digno ejemplo de cómo un pueblo ha sido capaz de mantener sus tradiciones por décadas. 


Ubicada en la región de Valles Centrales, a 38 kilómetros de la capital oaxaqueña, Tlacolula anualmente recibe aproximadamente a mil quinientos visitantes del primero al tres de mayo, día en que la celebración alcanza su punto cumbre, en medio de torneos deportivos, concursos, ofrendas, actos eucarísticos, pirotecnia y una de las más suculentas demostraciones gastronómicas de la zona.    
Son 45 hombres y mujeres quienes son designados por los habitantes para organizar la festividad. Pareciera un grupo numeroso para encargarse de una fiesta, sin embargo, de ellos depende mantener la fama de Tlacolula como una población en que el arraigo de las tradiciones aún se respira en el ambiente. 

La mañana del primero de mayo es cuando los primeros cuetones estallan en el cielo, cual estrepitoso anuncio para los habitantes de que el pueblo despierta para dar la bienvenida a los turistas que comienzan a tapizar las pedregosas calles. 
Un exquisito caldo de menudo y de pata recibe a los comensales, que hacen filas para degustar el sazón de las cocineras, en cuyas manos se resguardan las recetas ancestrales de Tlacolula, que gracias a la tradición oral de las abuelas han pasado de generación en generación.
Manuela Antonia Andrés es una de esas cocineras. Mientras remueve el caldo humeante, explica que durante tres días no conoce el descanso, “porque el pueblo está de fiesta y en Tlacolula se celebra a lo grande”. 
Entre las recetas más codiciadas de Manuela está el caldo de res con verduras, platillo en que la cocción de la carne y la mezcla de especias deben ser exactas para que el visitante recuerde por siempre el sabor de los Valles Centrales. 

El tres de mayo, quinto domingo de pascua, es cuando Manuela junto con un grupo de al menos una veintena de cocineras se levantan desde las cuatro de la mañana para comenzar a preparar el famoso mole negro. 

Una vez que culmina la misa en honor a la Santa Cruz, los fieles son sorprendidos con la tradicional “destapada del tepache”, que les abre el apetito y resulta ser el aliciente perfecto para abrirle paso al sabor inconfundible del mole.

José Luis Sánchez Chagoya, uno de los vocales designados para organizar la festividad, asegura que llevar a cabo un evento de esta magnitud no es tarea fácil, ya que sin los apoyos comunitarios, que muchas veces se encargan de los gastos eucarísticos, de pirotecnia, alimentos y bebidas en masa, seguir con la tradición sería imposible. 

Sánchez Chagoya asegura que durante la fiesta de la Santa Cruz los habitantes de Tlacolula demuestran que la unión y el apoyo común son la única forma para mantener las tradiciones más arraigadas de su pueblo e impedir que se pierdan en el tiempo y el olvido, además de darle un gran ejemplo de perseverancia a las nuevas generaciones. 

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