miércoles, 13 de mayo de 2015

A LA MUJER OAXAQUEÑA


Jairo Garzón Montaño
Opinión
Quiero reconocer a la mujer oaxaqueña por la que siento una gran admiración y respeto. La que a diario adquiere fuerza y determinación para transformar su realidad, que a pesar del futuro adverso al que se le condena, opta por rechazarlo para configurar su propia vida y continuar cosechando triunfos.


Este texto representa un reconocimiento aquella mujer que a pesar de haber sido herida por la tragedia, las carencias y la penuria de tener que crecer y madurar a tan corta edad, ha sabido reponerse para resultar no solamente airosa ante las dificultades sino para convertirse en una virtuosa mujer inquebrantable, lo sé, porque llevo 28 años conociéndola y porque anteriormente cuando iba a la escuela compañeros, maestras y padres de familia solían confundirla con mi hermana.

Hoy reconozco a mi madre en su cumpleaños y aunque estoy consciente de que todos los días es momento propicio para felicitarla y reconocer su arduo trabajo, es mi deseo no pasar desapercibido esta fecha para recordarle la profunda admiración y respeto que le profeso y le profesaré siempre.

La infancia de mi madre como el de muchas otras no fue fácil, desde pequeña aprendió con duras lecciones que la vida puede llegar desafiante y que sólo las que se atreven a hacerle frente sin temor a seguir avanzando logran superar los obstáculos. Siendo muy joven, presenció la muerte trágica de su padre y a pesar de conocer la desgracia supo reponerse con la determinación de continuar y buscar la dicha en cada paso sin dejar endurecer el corazón.

Al convertirse en madre adolescente atravesó por muchas más carencias cuando perdió  el apoyo de su propia familia y se vio rodeada de incertidumbre; a pesar de ello, nunca pensó en renunciar a su hijo; por el contrario, las adversidades unieron más a la pequeña, inexperta y joven familia.

Siendo una madre adolescente le hizo frente a las circunstancias difíciles con  determinación, supo conducir con gran responsabilidad la formación de un nuevo ser al que siempre procuró en momentos de enfermedad, supo reconfortar y sanar con dulces palabras cualquier dolor de herida, hizo de sus tristezas alegrías y confío en él  con sus capacidades aun cuando él mismo no lo hacía, cada que alentó su coraje, aplacó sus inseguridades y cada que vez que le permitía ser el mismo dándole la libertad para decidir.

Mi madre poco a poco pero sin ninguna interrupción y con el apoyo de las personas que la conocen y que sin duda la llegan a amar, ha salido adelante y ha gozado también de grandes momentos de dicha, uno de ellos, fue la llegada de mis dos hermanos, quienes estoy seguro son testigos de las bondades de mi madre y coinciden conmigo, en que ella sigue siendo una mujer que nunca desiste en el cumplimiento de sus objetivos, que sabe perdonar el pasado porque se niega a dejar que la amargura permee sus sentimientos, que sigue disfrutando  sonreír y que le gusta  poder confiar.

Reconozco que existen muchas historias, aún más lamentables y dolorosas que la de mi madre; sin embargo, lo que intento compartir es que al igual que ella, decidan rechazar el futuro poco prometedor y desolado al que se sienten condenadas o al que muchos otros los han condenado y que opten por tomar las riendas de su vida esforzándose por no lamentarse y con una sonrisa en el rostro pensando que cada adversidad es una oportunidad más para probarte  ser una mejor persona y que cada pequeño logro ostentará una mayor gloria.

Felicidades madre mía, te quiero mucho y deseo que este y todos los días sean de enorme dicha, pasa un día lleno de felicidad tus hijos te amamos y queremos mucho, feliz cumpleaños.

Twitter:@jairogarzonm

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