viernes, 5 de mayo de 2017

ALCOHOLIZADO, CREÍA QUE ME SENTÍA BIEN

 


Desde niño me di cuenta que sentía miedo de hacer muchas cosas; por ejemplo a participar en clase, a platicar con mis compañeros e inclusive ir al mercado cuando mi mamá me lo pedía y esta era una situación que me hacía sentir muy mal, porque no podía hacer cosas que me gustaban.


No sabía que era lo que me pasaba, simplemente no las podía hacer. Tuve la esperanza de que con el paso del tiempo, el miedo disminuiría pero con mucha tristeza me di cuenta que no era así. Cuando entre a la secundaria uno de mis mayores anhelos fue el tener una novia. El problema fue que no pude acercarme a las chicas de mi edad, por el temor a que me rechazarán por mi aspecto físico que yo sentía desagradable.


Otra de las cosas que no me gustaban de mí era que me sudaban mucho las manos, cosa que siempre trate de disimular. Debido a esto, nunca me fue posible aprender a bailar ya que implicaba el que tuviera que tomar de la mano a otra persona y con esto se diera cuenta que me sudaban las manos.


Por todo lo anterior tuve una infancia y adolescencia infeliz, trate con todas mis fuerzas de luchar contra estos síntomas sin lograr ninguna mejoría y en mi búsqueda por encontrar la solución, probé con el alcohol que al principio me hizo sentir mejor.


De ahí en adelante cada vez que tenía que enfrentar una situación que me hacía sentir miedo tenía que ingerir alcohol para de esta manera sentirme bien y poder enfrentar cualquier cosa.


Con el paso del tiempo me di cuenta que el alcohol lejos de traer cosas positivas me hacía sentir peor, porque cuando pasaban los efectos mis síntomas regresaban además de que hacia cosas de las que después me arrepentía; por ejemplo: faltarle el respeto a mis familiares y también le cause una gran preocupación a mi madre.


Al darme cuenta que el alcohol no era la solución tuve que buscar alguna otra alternativa afortunadamente mi mamá me invito acudir al “Movimiento Buena Voluntad 24 horas de Neuróticos Anónimos” donde desde el primer momento me hicieron sentir mucha confianza y tranquilidad. Ya que encontré personas que sentían lo mismo que yo


Al asistir y escuchar las experiencias fui dándome cuenta que yo también me sentía mejor y el miedo disminuyo y sin darme cuenta la sudoración de manos también. El día de hoy puedo hacer cosas que nunca pude y eso me hace sentir libre.



ALCOHOLIZADO, CREÍA QUE ME SENTÍA BIEN

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