Jairo Garzón Montaño
Opinión
En lo personal, siempre me ha resultado enriquecedor escuchar que las cosas no marchan como uno espera y que aún existen diversos pendientes de la vida nacional que deben ser atendidos con prontitud para que más mexicanos tengan acceso a una mejor calidad de vida.
Coincido con mi maestro Juan Carlos Modero, quien está de visita en nuestro país, en que México tiene desafíos en materia de seguridad; pendientes en sus mecanismos de impartición de justicia, retos en la protección de los derechos humanos y tareas por resolver para democratizar el desarrollo.
La meta-política nos da una explicación teórico-conceptual, que tiene ver con la interacción de nuestros modelos económico, político y social, que a la vez responde al cuestionamiento del por qué menos ciudadanos nos involucramos en lo público -en lo que es de todos-. La tesis radica en que el neoliberalismo fomenta el individualismo, no la colectividad; el miedo, no el trabajo en sociedad; la homologación y las verdades absolutas, no el diálogo y la construcción de acuerdos.
A decir de Monedero, es común que en Europa, Centro América y América Latina, los “canallas estén envalentonados y la gente decente perpleja”. Dejamos como sociedad, que una cúpula transformara los asuntos públicos-políticos en problemas técnicos tendientes a ser resueltos sólo por expertos y no por los pueblos y los ciudadanos.
En esta coyuntura, la izquierda se limitó a hacer lo posible para regresar al pasado, y la derecha hizo de la competitividad nuestra manera de sobrevivir en el mundo, lo cual nos pone en la lucha de todos contra todos. Esta tendencia mercantiliza la vida, diluye la relación laboral y desconecta la realidad productiva de vivir en sociedad, por intercambios basados en dinero.
Ante este escenario poco alentador, se hace necesario un curso urgente de Política para gente decente. Política, con mayúsculas, ya que se trata del lugar donde los ciudadanos marcan ese “hasta aquí”, donde hay posibilidades de hacer cosas fuera de lo común, espacio colectivo donde es posible iniciar la transformación social de los pueblos y regiones de México.
Sin embargo, los “Canallas” se han encargado de socializar la idea de que la política es sucia, corrupta e indeseable. Yo creo lo contrario, la Política es el espacio para dialogar y no homologar; es la arena para construir y no privatizar; es la tribuna para crear, fomentar y promover el cambio tan necesario en esta época en el que prevalecen los pesimistas esperanzados.
El libro del profesor de la Universidad Complutense de Madrid; doctor en Ciencias Políticas; activista de “Podemos” y promotor del Socialismo del Siglo XXI, titulado “Curso urgente de política para gente decente”, es pertinente ante la cultura de la despolitización de los asuntos públicos y constituye una herramienta de reflexión que pugna a desaprender para poder cambiar las cosas, para reencontrarnos con la decencia y la dignidad, para dejar a un lado los miedos, luchar contra la mayoría silenciosa portadora y los resabios de construir las cosas de manera diferente.
Estoy convencido de que es el momento de desaprender, de dialogar y crear nuevas reglas, de interiorizar como sociedad que el cambio es posible y entender que es nuestra la polis, el ágora y la ciudad, pongámosle una vez más el cascabel al gato.
Twitter:@jairogarzonm
#Opinión Mi reencuentro con Monedero
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