Jairo Garzón Montaño
Opinión
El trabajo infantil sigue siendo una realidad en nuestro país y una
clara violación a los derechos de nuestras niñas, niños y adolescentes,
lamentablemente, estas actividades ponen en riesgo su salud, desarrollo físico
y mental, debido a que se tratan de jornadas de trabajo extensas, insalubres,
antihigiénicas, sin seguridad laboral y social. Sólo como ejemplo tenemos a los
miles de infantes que trabajan diariamente en los cruceros como
limpiaparabrisas, payasos y vendedores de chicles.
Según datos
oficiales, en México más de 3.6 millones de infantes trabajan, en nuestro
estado de Oaxaca lo hacen más de 191 mil 461, 80 mil 462 no van la escuela y
más de 55 mil 531 tienen jornadas superiores a las 25 horas semanales, es
decir, muchos de ellos, trabajan y no estudian, lo cual constituye una acción
en contra de nuestro marco jurídico.
Para dimensionar la problemática, hay que enfatizar en que estas
actividades radican en la ilegalidad
y evidencian las brechas sociales existentes entre la población, es decir,
existe una relación desigual de crecimiento entre el desarrollo, trabajo y
condiciones de vida digna. Del mismo modo, dejan clara la falta de eficacia de
las políticas públicas de los diferentes ordenes de gobierno, por lo que su
ineficiencia en su implementación imposibilita el acceso a mejores condiciones
de vida y a un crecimiento adecuado de los infantes.
Debe quedar
claro que el que la infancia reproduzca roles económicos de proveedores en sus
hogares en relaciones laborales de clara desventaja y subordinación absoluta,
es síntoma de la perdida de cohesión entre la sociedad y deterioro del tejido
social, en síntesis son roles que no deben asumir y papeles que deben ser
asumidos por sus padres o tutores, ya que van en detrimento de su optimo
desarrollo.
Por lo anterior
celebro que el Congreso de la Unión, debatiera y enriqueciera una iniciativa en
este sentido enviada por el Ejecutivo Nacional en carácter de iniciativa
preferente, para que se dote de más herramientas jurídicas a las autoridades,
programas, proyectos y políticas para que así, gobierno y sociedad, trabajemos
juntos por un mejor presente y futuro de nuestra infancia.
Estoy convencido que para transformar esta realidad, apremia primero
aceptarla y enriquecer las estadísticas existentes, asimismo, proponer
soluciones innovadoras que rompan las cadenas del trabajo infantil para así
erradicar el trabajo doméstico y la explotación sexual. Un futuro sin trabajo
infantil es posible, como sociedad estamos obligados a garantizarles un
ambiente sano para su crecimiento y desarrollo, con alimentación, seguridad y
educación de calidad.
El Gobierno –Federal, estatal y municipal- debe promover planes permanentes
de integración y protección social, robustecer sus acciones de respuesta
focalizadas por edad, asimismo redoblar sus políticas de prohibición al trabajo
infantil y establecer sanciones ejemplares a quienes exploten a nuestros niños
en cualquier modalidad. Estos esfuerzos deben ser acompañados de esquemas de
acceso a educación y del fortalecimiento de los mecanismos legales para la
protección y defensa de los derechos de las niñas, niños y adolescentes de
México.
No les neguemos su infancia a los niños de México, por el contrario,
hagamos lo necesario todos los días para garantizarles un mejor país, uno
prospero, donde la igualdad sea una realidad y no una aspiración, en el que
sean felices y estén orgullosos de ser Mexicanos.
Twitter:@jairogarzonm
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