Cuando conocí a mi pareja pensé que todo sería diferente, que tendría a mi marido el que todo me iba a dar; y por este motivo yo no tendría la necesidad de conocer a nadie más. Ilusionada con estos pensamientos a este hombre lo iba a buscar hasta el lugar donde él vivía con su familia.
De esto pasaron algunos días o semanas ¡No sé! hasta que quede embarazada, sin pensarlo un momento más fui a buscarlo, para arreglar nuestra situación. Ya en su casa su papá le pregunto ¿que van hacer? ¿Se van a casar? y lo que más me sorprendió fue lo que él le respondió no vamos a vivir en unión libre, a mí me dolió escuchar eso porque yo quería casarme por la iglesia, de blanco porque ese era uno de mis sueños.
Después de algunos años de vivir en pleitos constantes, golpeándonos uno al otro porque él se emborrachaba y armarle escenas de celos, ya que andaba con otras mujeres , el día de hoy, estoy en un proceso de divorcio, lo que para mí es muy difícil, porque toda la vida soñé e idealicé un matrimonio feliz, un matrimonio unido y de mucha comprensión, jamás por mi mente cruzo la idea que no fuera así, no sé si tratando de evitar repetir el matrimonio de mis padres, un papá que se refugió en el alcohol y una madre que se fue con otro, para finalmente terminar divorciándose y regalarnos a mis hermanos y a mí una niñez y vida de huérfanos.
Recuerdo con mucha tristeza como mi marido me decía ni para tu casa ni para tus hijas y pensar que era cierto que no servía para nada, no quería bañarme ni arreglarme para que si tengo marido. Cuando lo hice, él me dijo “para que te arreglas tanto o que andas buscando hombre” y después me sentía muy mal por no llenar sus expectativas como mujer.
A pesar de ello quise seguir estudiando, quise muchas cosas como andar bien arreglada, trabajar en una oficina, ser un ama de casa perfecta para mi marido y mis hijas, pero no era realmente por amor a él, sino unas ganas de ser reconocida, admirada y que les gustara a los hombres.
En resumidas cuentas, mi matrimonio se convirtió en un infierno, que no soportaba, y lloraba constantemente, sin encontrarle un sabor a la vida. Cuando me di la oportunidad de asistir a la terapia del “MOVIMIENTO BUENA VOLUNTAD 24 HORAS DE NEURÓTICOS ANÓNIMOS”, me doy cuenta de que a pesar de pasar por un proceso de divorcio lo acepto con más tranquilidad y que a pesar de la gran dependencia a mi ex marido es lo mejor para mí y para mis hijas pues ellas se merecen una vida tranquila sin los pleitos y discusiones eran el pan de cada día con él.
UNA DIFÍCIL DECISIÓN
No hay comentarios:
Publicar un comentario