Jairo Garzón Montaño
Opinión
Tengo
la fortuna de ser hijo de un taxista y me siento orgulloso de formar parte del
gremio, el cual está compuesto por personas trabajadoras, gente de la cultura
del esfuerzo que desea proveerle y en el mejor de los casos, garantizarle
mejores condiciones de vida a su familia a través del trabajo honrado y honesto
que representa estar frente a un volante.
Para
ser taxista se requiere de dignidad, buen trato con la gente, habilidad y
pericia para conducir turnos de más de 12 horas, a pesar de este esfuerzo, es
un oficio poco valorado, respetado y entendido. No obstante, siempre ha sido de
mi interés la manera en como los taxistas con sus familias celebran su día, y
es que lo hacen recorriendo las principales calles de la ciudad dando dulces a
la ciudadanía; participando en una celebración eucarística para dar gracias a
Dios por el trabajo recibido y dando comida en las principales plazas públicas
como agradecimiento a sus clientes o usuarios.
En
el marco de este día, es pertinente dejar de manifiesto que aunque los
trabajadores del volante viven diversas problemáticas como la nula garantía
laboral, inseguridad, secuestros y accidentes viales, la gran mayoría de ellos
se distingue por su inigualable calidad humana, empatía y solidaridad. Aunado a
ello, no cuentan con seguridad social, acceso a vivienda, salud y demás
prestaciones de ley, bajo este contexto, es imperativo que el gobierno instrumente
mecanismos de compensación como tasas preferenciales en sus revistas,
verificaciones y renovaciones de concesiones, además de garantizar la seguridad
en los trayectos mediante estrategias preventivas, disuasivas y de monitoreo,
como las casetas de vigilancia y seguimiento por Sistema de Posicionamiento
Global GPS.
Estoy
convencido de que existen áreas de oportunidad poco exploradas, entre ellas
destacan el otorgamiento de créditos para la renovación del parque vehicular bajo
esquemas de coparticipación gobierno- iniciativa privada y permisionario; y el uso
intensivo y extensivo de las nuevas tecnologías para dar un servicio más
rápido, eficiente y efectivo.
Por
otra parte, el gobierno estatal en coordinación con las autoridades municipales,
debe realizar esfuerzos importantes para contener, terminar y prevenir la
competencia desleal a través de operativos focalizados, para dar certeza a los
usuarios en relación a las unidades que diariamente utilizan para transportarse
y destinar recursos para el mejoramiento de la imagen de los sitios y uniformes
para los trabajadores.
En
síntesis, se trata de instaurar en el estado de Oaxaca un replanteamiento y
rediseño, en materia de movilidad orientada a transformar de fondo el paradigma
del transporte público como lo conocemos para que éste se vea reflejado en un
transporte público eficiente, de calidad, seguro, moderno, amigable con el
medio ambiente y cómodo.
A
través de estas líneas busco emitir un merecido y sincero reconocimiento al
trabajo que muchos oaxaqueños realizan frente a un volante como taxistas, así
como a la labor de los voceros,
permisionarios y líderes transportistas, asimismo desea que constituya un
homenaje a los compañeros que lamentablemente han perdido la vida en el
ejercicio de éste oficio.
Como
hijo de un taxista, he sido testigo del trabajo arduo, horas de desvelos y
sacrificios que se realizan; como permisionario, sé la responsabilidad que
implica tener una unidad de motor y dar un servicio de calidad, accesible y
cercano a la gente. No me queda más que desearles un feliz día del taxista y expresarles
que todos ustedes son una pieza indispensable para la trasformación del estado;
son un eslabón determinante para que Oaxaca sea más justo, equitativo e
igualitario, en hora buena amigas y amigos taxistas, disfruten su día en
compañía de sus seres queridos y familiares, de corazón se lo merecen.
Twitter:@jairogarzonm
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