Jairo Garzón Montaño
Opinión
Como el derecho en
general, el constitucionalismo ha evolucionado de forma paralela a la sociedad,
es decir, la presencia de pesos y contrapesos así como el reconocimiento de los
derechos humanos que existe en la actualidad, dista de la que había a principios
del Siglo XX o la de hace algunas décadas.
Debido a la
globalidad en que nos encontramos, diversos Estados - Nación han promovido cambios
sustanciales a sus ordenamientos y marcos jurídicos, México no es la excepción.
Sin duda, a partir de la pluralidad que comenzó a gestarse a partir de 1997, ha
hecho que gradualmente la conformación del Estado y las relaciones entre
poderes adquieran nuevas connotaciones.
Un claro ejemplo de
estas modificaciones, es la aprobación de la Reforma Constitucional en materia
de Derechos Humanos de 2011, la cual además de establecer el principio de
convencionalidad, coloca a la persona como elemento central del Estado, de esta
manera, a través de mecanismos como las acciones colectivas, se establecen
mecanismos para hacer exigibles los derechos sociales –vivienda, salud y
educación-.
Lo anterior, ha dado
pauta a la creación de constituciones más
democráticas, plurales y fundadas en el respeto, protección y garantía de los
derechos humanos, lo cual sin duda, se traduce en nuevos modelos de
comunicación entre los Estados y sus gobernados.
Coincido con el
planteamiento de diversos teóricos en la materia en que el nuevo sentido que se ha dado a la Constitución
la fortalece en el proceso de integración del paradigma actual del Estado.
Empero, es importante señalar que en tanto no se consoliden los mecanismos de
protección de los derechos humanos reconocidos en nuestra carta magna y leyes
reglamentarias o secundarias, como ha sido tradicionalmente, aquellos
continuarán siendo un conjunto de buenas intenciones.
Por otro lado, la evolución –pasando por los denominados
constitucionalismos societario o multinivel-, que a través del tiempo ha tenido
el constitucionalismo ha contribuido al fortalecimiento de las relaciones
internacionales, en virtud de que a partir de preocupaciones y necesidades
comunes, ya sea por cuestiones geográficas, de idioma o ideológicas, se han
creado lazos entre los Estados del mundo, siendo la Unión Europea el más grande
ejemplo de ello.
Me parece que el constitucionalismo se ha fortalecido cada vez más, ya
que hoy en día resulta menos verosímil que se imponga la potestad de un Estado
respecto a otros, o que en un país, uno u otro poder deje de lado o lleve a
cabo atribuciones de otro poder.
Lo anterior, evidencia la tarea preponderante que tenemos como
ciudadanos, es decir, impulsar y promover los cambios necesarios para hacer de
México una nación fuerte y de vanguardia con estabilidad
económica, política y social, es el momento en el que nuestro país exige de
nuestra unidad, generosidad y ganas de trabajar juntos por un mejor país para
todos los mexicanos, tenemos la voluntad y los ánimos renovados.
Twitter:@jairogarzonm
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