viernes, 10 de junio de 2016

Qué pasa después del 5 de junio

Una vez pasada la efervescencia del proceso electoral, al igual que yo, se preguntará… ¿ahora sí va enserio eso del cambio, la transformación y el desarrollo?, ¿existen las condiciones económicas, políticas y sociales, para generar las políticas públicas necesarias para el crecimiento económico y sostenible en la entidad? y ¿qué es lo primero que hay que hacer, para propiciar el tan anhelado, traído y esperado cambio?


Uno de los aprendizajes que me dejó la jornada electoral, y que deseo compartir con ustedes es que, el triunfo de Alejandro Murat, representa para muchos la oportunidad de que el estado se encamine, encause y tome el camino del crecimiento económico, el desarrollo social y la prosperidad que requiere. Sin duda, esta es una aspiración que ha estado vigente en las últimas décadas en los habitantes que radican en alguno de sus 570 municipios, pero también, en los que tuvimos la necesidad de migrar en la búsqueda legitima de mejores condiciones de vida.


Para muchos politólogos, este proceso electoral representó una segunda ola de democratización en el país, la cual se consolidó en procesos de alternancia en los gobiernos locales y municipales. Existen diferentes experiencias internacionales para dilucidar que este cambio en el poder, se traducirá en la implementación de mecanismos de democracia directa, en presupuestos participativos y el establecimiento de mecanismos de rendición de cuentas, transparencia y participación ciudadana.


Sin embargo, hay un enemigo común frente al fenómeno de la alternancia, y es que muchos gobiernos de esta naturaleza, al concluir su gestión, no logran concretar en acciones sus promesas de campaña, es decir, no cumplen con sus compromisos frente a la ciudadanía. Lo cual deriva en un desencanto, desilusión y hartazgo de la Política entendida como el arte de hacer posible lo deseable.


No perdamos de vista que el 5 de junio, fue un capítulo más de las elecciones presidenciales del 2018, en el que el PAN y Morena, se posicionaron como competidores capaces de ganar el proceso electoral. El voto de castigo al PRI, que lo llevó a perder estados en los que nunca lo había hecho, es un claro rechazo a los actos de corrupción, nepotismo, inseguridad, ineficiencia gubernamental y falta de transparencia al gobernar.


De verdad espero que el PRI, entienda y asimile la exigencia de la ciudadanía por democratizar sus procesos internos de selección de candidatos, excluya diversos mecanismos antidemocráticos de compadrazgos y se incorpore a esquemas de profesionalización, capacitación y actualización de sus dirigentes y cuadros.


Más allá de las elecciones, hay buenas noticias para Oaxaca, debido a que existen certezas como en pocas ocasiones de la implementación de proyectos que potencializarán la vocación productiva de la entidad, entre ellas destaca la creación de Zonas Económicas Especiales, las cuales, desde ahora constituyen una nueva estrategia de planeación para abatir la pobreza, generar nuevas oportunidades de inversión y desarrollo.


Estoy convencido de que esta nueva estrategia, estimulará el desarrollo económico, sustentable, sostenible y equilibrado de la entidad, asimismo, tengo la certeza de que se traducirá en la creación de más fuentes de empleo formales y bien remunerados.


De conjuntar esfuerzos institucionales entre la federación y el estado, se generará un clima propio para la inversión, con un entorno jurídico adecuado, con incentivos fiscales, infraestructura carretera y de comunicación necesaria para que los inversionistas potencialicen sus ventajas competitivas.


Es momento de que el estado de Oaxaca, le apueste a la innovación, al crecimiento económico sostenido y al desarrollo sustentable de sus regiones, sólo así será posible construir un estado de oportunidades para todos. Desde luego, no sólo es tarea del gobierno, por ello, los invito para que desde la iniciativa privada y social, contribuyamos a la consolidación de la grandeza de la tierra de Benito Juárez, José Vasconcelos, Andrés Henestrosa y de Antonio de León, entre muchos más.


En verdad anhelo que en el mediano plazo, todos hablan del milagro oaxaqueño, de nuestra reivindicación como motor y eje del desarrollo nacional.



Qué pasa después del 5 de junio

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