Ariel Palemón Arcos
Opinión
La agroindustria, entendida como la relación entre la agricultura y la industria para transformar y generar valor agregado a los productos del campo, representa un espacio de oportunidad de gran relevancia que permite mayores beneficios para los pequeños y medianos productores, pero también, más y mejores oportunidades para miles de familias por las cuales las actividades agropecuarias son su único sustento.
En el sector, persisten diversas problemáticas y retos que impiden alcanzar su pleno desarrollo y aprovechar su gran potencial, destacando las siguientes: deficiente infraestructura; falta de apoyos a los productores y bajos niveles de capitalización física y humana; entre otros. Ello ha provocado un déficit interno en la producción de granos básicos., marcados en las diferencias regionales en producción, aumenta los niveles de pobreza en el sector rural y sobreexplotación de mantos acuíferos.
El Banco Mundial señala que las actividades agrícolas, que incluyen la siembra y la cosecha, conforman el 12% del PIB en América Latina; pero cuando se incluyen los procesos de transformación industrial, la proporción aumenta a una quinta parte de la economía total.
De acuerdo al INEGI, en México, el sector agroalimentario aporta el 12% del PIB y genera más de 6 millones de empleo. Asimismo, el 77% del agua aprovechable se destina a la producción de alimentos, pero el uso eficiente de este recurso es de alrededor del 46%.
La agroindustria se ubica dentro de la industria manufacturera en la división de alimentos procesados y bebidas. Está formada por 12 ramas que son las siguientes: carnes y lácteos; frutas y legumbres; molienda de trigo; molienda de nixtamal; beneficio y molienda de café; azúcar; aceites y grasas comestibles, alimentos para animales; otros productos alimenticios; bebidas alcohólicas; cerveza y malta; refrescos y aguas gaseosas.
En síntesis, la agricultura juega un papel trascendental en la economía, no solo constituye la principal fuente de alimentos, ingresos y empleos para la población rural de nuestro país, sino que su desarrollo permite alcanzar la seguridad alimentaria y reducir la pobreza del país.
En esta tesitura, resulta fundamental que el gobierno mexicano redoble esfuerzos a través de políticas públicas a fin de mejorar el campo mexicano y poder avanzar hacia un camino de mayores oportunidades para todas las familias mexicanas que permitan mejorar su nivel de vida.
La agroindustria: un mecanismo para fortalecer el campo mexicano
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