viernes, 27 de noviembre de 2015

AMANTE DE LO AJENO

Muebles SANPER de Mina 83, te informa: 


Cuando tuve cierta edad fueron varias las causas que me obligaron a tener que dejar la casa de mis padres y trasladarme a esta gran ciudad e iniciar una vida independiente y donde me tenía que ganar el sustento con el fruto de mi trabajo.


Al principio cuando llegue a la ciudad no conocía a nadie, pero hubo personas que a pesar de esto me brindaron la oportunidad de poder trabajar además de su confianza. Desde pequeño siempre me gustaron las cosas fáciles, el dinero fácil sin que yo me tuviera que esforzar demasiado para conseguirlo.


Por eso mismo en los trabajos que tuve siempre me robaba algo, ya fueran objetos o dinero sin importarme en lo más mínimo del daño que esta manía causaba a mí alrededor y menos a mí. Como por ejemplo cuando en aquella ocasión, la cual trabaje en esta tienda grande de vinos y abarrotes hice de las mías robando desde botellas de licor las cuales después vendía a más bajo costo, hasta dinero en efectivo, logrando siempre burlar a mí patrón que no sé daba cuenta.


Ahí no paraba todo, cuando iba a las tiendas según yo a ver los productos que ahí se vendían, siempre busque la oportunidad de robarme las cosas que me gustaban y lo hice sin que las personas que ahí estaban no se dieran cuenta de nada y lo lograba. Recuerdo que después de haber robado alguna cosa me sentía muy mal y se generaba en mi mucho miedo.


En más de una ocasión tuve la sensación de saber perfectamente que no debía de hacerlo sin embargo siempre fue más fuerte el impulso y ese deseo difícil de detener y lo terminaba haciendo.


Hasta que un día ya no pude más con las cosas que yo sentía después de haber cometido una de mis fechorías, como no poder dormir durante varios meses, además de esa terrible sensación de sentirme perseguido en todos los lugares donde andaba; cosas que no me permitieron ya tener una vida normal, por el contrario mi vida se volvió angustiante y desesperada.


Los terribles miedos que sentía, el insomnio permanente de muchas semanas y los lacerantes sentimientos de culpa que me atormentaban, me hicieron llegar al “Movimiento Buena Voluntad 24 horas de Neuróticos Anónimos”, cosa que no fue fácil por la vergüenza que me producía hablar de esas cosas personales ante los demás.


Por el día de hoy, he dejado de sentir los miedos intensos que me paralizaban, el insomnio y las culpas que me atormentaban; en este momento sé que no puedo remediar el mal que hice en el pasado, pero puedo vivir en paz conmigo mismo, cambiando las actitudes de respetar las cosas ajenas y esforzarme por conseguir las propias.



AMANTE DE LO AJENO

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