Jairo Garzón Montaño
Opinión
Diversas investigaciones señalan que los jóvenes
enfrentan múltiples problemáticas relacionadas con el empleo, la seguridad y
las oportunidades educativas, sin embargo, el embarazo en adolescentes se ha
posicionado como uno de los más preocupantes. Basta mencionar que de los
estados miembros de la Organización para la Cooperación y el
Desarrollo Económicos, México ocupa el primer lugar.
Esta
situación se agrava porque la adolescencia es una etapa compleja, debido a que
el organismo pasa por complejos cambios físicos, biológicos, psicológicos,
mentales, sociales y sexuales. En consecuencia, requiere especial atención por parte del sector público,
privado y social, prueba de ello, es que de los más de 6 mil 260 nacimientos
que hay en México, 1 mil 252 partos son de madres adolescentes, es decir, en 1
de cada 5 alumbramientos está implicada una persona de 12 a 19 años.
En este sentido, tanto especialistas como
académicos han concluido que en nuestro país no existe una cultura de la
prevención, así lo demuestran los resultados de la “Encuesta Nacional de Valores en Juventud”, estudio que
arroja que el 70% de los encuestados declaró haber tenido su primera relación
sexual entre los 15 y 19 años de edad, por su parte el 32.4% informó no
utilizar algún método anticonceptivo y el 39.5% no los utiliza porque no les
gusta.
Los embarazos en adolescentes se caracterizan por riesgos de distinta
naturaleza, debido a que el organismo aún está en proceso de formación por lo
que puede generar anemia, preclampsia y problemas psicológicos como depresión,
lo que puede generar hasta la muerte. Esta condición se agrava cuando además de
ser adolescente es jefa de familia.
Frente a esta problemáticas es de especial importancia que las
autoridades fortalezcan e intensifiquen las campañas de información y
planificación familiar, con el objetivo de crear conciencia de las
repercusiones e informar de los múltiples métodos anticonceptivos para evitar
embarazos no deseados.
La necesidad de prevenir embarazos no deseados, radica en que por este
muchos de los involucrados truncan sus estudios y en el peor de los casos
conlleva cuadros de depresión, soledad y muerte. Ante este escenario es imperativo
que los gobiernos instrumenten políticas públicas transversales para acompañar
y atender a las madres adolescentes, madres solteras y jefas de familia.
Hago votos para que esta situación no se agrave y podamos garantizarles
a estas madres un sistema de salud universal con una atención de calidad.
Asimismo para que el conjunto de
acciones, estrategias y políticas de gobierno sirvan para generar condiciones
mínimas de crecimiento y desarrollo.
Twitter:@jairogarzonm
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