Hugo
Pacheco
El pasado jueves 31 de
julio, los candidatos a la presidencia del Partido Acción Nacional (PAN), se
confrontaron en un debate rumbo a las elecciones a llevarse a cabo el 16 de
agosto, en que los más de más de 470 mil militantes decidirán entre: Ricardo
Anaya, de quien se ha dicho que significa el rostro joven del blanquiazul y que
busca un “movimiento de regeneración”; y Javier Corral, quien ha llamado a los
militantes a “la rebelión de las bases”.
Por su parte, Anaya culpó a
Corral de que su discurso está cargado de “demagogia pura” y que sus votaciones
en contra de la mayoría de las iniciativas propuestas por el PAN denotan su
profundo desconocimiento de la doctrina panista.
Así mismo, recapituló su
famoso decálogo de renovación y regeneración, en que destaca el poner “en el
centro de nuestra actividad la formación, capacitación de los militantes” y
acercar la ideología panista a las masas, representados por las nuevas
generaciones de militantes.
Sin embargo, declaró: “Yo no
soy de los que cree en ese relevo generacional, donde llega una generación para
desplazar a otra, al contrario, creo en el diálogo entre generaciones”.
Por su parte, Javier Corral
sostuvo que “en los fríos cálculos de una ambición sin límites, el joven Anaya
sabe utilizar a la gente, no ha terminado ninguno de los cargos que ha
conseguido, varios de ellos, por designaciones cuestionables”.
Además, subrayó que Anaya
representa la continuidad y que “el consorcio” (con ese nombre Corral suele
referirse al bloque de panistas representados por el actual dirigente, Gustavo
Madero, de quien Anaya es cercano), ha sabido jugar una estrategia inteligente,
al presentar un rostro fresco, joven y articulado.
Mismo que según Corral,
“siempre se ha puesto al servicio de los peores intereses de ese “consorcio”
que pretende enquistarse en el partido”.
De igual forma, se dirigió a
los jóvenes militantes, a quienes aseguró: “se pretende utilizar con la
definición de regeneración, pero los jóvenes no pueden ser cómplices de la
continuidad, ellos están llamados a ser rebeldes, porque si una etapa de la
vida se identifica con el espíritu rebelde es la juventud”.
Ante ello, Anaya declaró
que: “Yo no soy de los que cree en ese relevo generacional, donde llega una
generación para desplazar a otra, al contrario, creo en el diálogo entre
generaciones. Los jóvenes debemos con humildad aprender de quienes tienen más
experiencia”.
Pero tal argumento no
convenció a Javier Corral, quien expresó que la juventud no debe ser convencida
por ocupar un probable puesto y representatividad que les ofrece Anaya.
Sin embargo, el joven candidato
le extendió la mano a Corral y a su equipo de trabajo “sin reserva alguna,
porque sé que ese PAN mejor sólo lo podemos construir en unidad, trabajando
juntos. Soy cosecha de la siembra y del cultivo de quienes fundaron el mejor
partido de México, mis valores la lealtad y solidaridad. Quiero la regeneración
para mejorar al PAN, no para romperlo”, afirmó.
Anaya agradeció a los
panistas Josefina Vázquez Mota, Ernesto Rufo, Santiago Creel y Sonia Mendoza,
miembros de su equipo y figuras representativas del blanquiazul, con las que
pretende “darle continuidad a la ideología elemental del PAN”.
En su última intervención,
Javier Corral defendió su postura con un texto de Manuel Gómez Morín, fundador del PAN: “Vamos
abrazados a la fe que proclamamos, serenos en nuestra invencible esperanza,
saludando alegres las caras amigas, gozándonos de las nuevas caras compañeras y
deseando caminar juntos con los que antes nos acompañaron y volverán a hacerlo
jovialmente y sin reproches cuando otra vez se junten los caminos y vuelva a
ser patente que no es en la conjura de la politiquería, ni en los caminos
torcidos de la política donde recae el progreso, (…) vayamos juntos como
hombres y mujeres libres, no como querubines, en el campo claro y despejado de
una convicción idéntica, sin verdades a medias ni ocultos propósitos.
Así es como vamos a poder
cumplir nuestro deber porque eso fue al nacer Acción Nacional y eso volverá a
ser cuando recuperemos la fuerza moral, cuando encontremos a la ciudadanía,
cuando realmente demos ejemplo desde casa de lo que predicamos y exigimos allá
afuera.
Nadie da lo que no tiene, en
pocos minutos, el que acusó de beligerancia y violencia, ha terminado
convertido en un beligerante en el debate que se suponía, era de propuesta e
ideas. Bienvenidos a la rebelión de las bases”, concluyó Corral.
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