Padre Porfirio Franco
Seguramente, si nos ponemos a platicar con algún
hermano separado nos va a decir que María no tiene importancia, que es una
mujer cualquiera y que no fue llevada a los cielos. Y nos dirán eso no está en
la Biblia. Y nosotros espantados, no sabemos que decir.
En realidad, la Asunción de María no está
expresamente en la Biblia, pero se deduce de la Biblia. Y esa deducción la hace
la Iglesia a quien Jesús le dio el poder de interpretar la Sagrada Biblia: “Quien los escucha a
Ustedes, me escucha a mí me escucha; quien los rechaza a ustedes, a mí me
rechaza; y el que me rechaza a mí, rechaza al que me ha enviado” Lc 10,16.
Y, la Iglesia, con esa autoridad de Dios le dio
formuló así el dogma de la asunción de María a los cielos “La Inmaculada Madre
de Dios y siempre Virgen María, terminado el curso de vida terrenal, fue asunta
en cuerpo y alma a la gloria del cielo” (Constitución: Dios generoso con munificencia).
Esta formulación la hizo Pio XII el 1 de Noviembre de 1950.
Primero entendamos que no es lo mismo “asunción” que “ascensión”. La “ascensión es el hecho de subir a los cielos por sí mismo
como Jesús (Lc 1,3-11). “Asunción” es ser llevado a los cielos por Dios mismo o
por los ángeles.
En la Biblia se habla de las personas que son
llevadas a los cielos como la Virgen María, por ejemplo Enoc. “Siguió siempre los caminos de Dios, y luego
desapareció porque Dios se lo llevó” Gn 5,24. En el libro segundo de los Reyes
se dice que Elías fue llevado al cielo mientras iba en su carro de fuego 2 Re
2, 11-12.
¿Por qué fueron llevadas estas personas al cielo?
San Pablo en la carta a los Hebreos dice que Enoc fue llevado al cielo por su
fe. Hb 11, 5-6. Si Dios se llevó a Enoc, a Elías y a todos
los que enumera san Pablo en la carta a los Hebreos por su fe. Nadie más que María merecería ser llevada al
cielo.
Ella en la Santa Escritura aparece “llena de gracia”, de ella se dice que “el Señor está contigo”.
Nadie como ella se plegó a hacer la voluntad de Dios: “He aquí la esclava del
Señor, hágase en mí su palabras”. Todo
esto lo podemos leer en el capítulo 1 del Evangelio de San Lucas. ¿A quién más,
sino a María se le dijo “Dichosa tu porque has creído, en ti se cumplirán las
promesas del Señor” Lc 1, 45.
Esa es la promesa de Jesús: Que nosotros vamos a
estar en el cielo. Acaso no eso piensan
los hermanos separados. Solo que la Iglesia desde que se inició, poco después
de la muerte de Jesús, empezó a tener esa seguridad de que María fue trasladada
en cuerpo y alma al cielo debido a su prerrogativa de ser la Madre de Jesús y
haber vivido la fe de una manera excepcional.
Lo que hizo el Papa Pio XII fue solamente ratificar
y formular la fe de la Iglesia que se
venía transmitiendo de generación en
generación.
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