miércoles, 26 de agosto de 2015

“Reconocimiento a la mujer valiente”





Salvador López Santiago
Opinión

Si bien es cierto que como nación todavía tenemos grandes retos pendientes en materia de igualdad y equidad de género, también lo es que en los últimos años se han alcanzado importantes avances en diversos ámbitos -político, social, económico, académico, cultural, laboral, empresarial, entre otros-, situación que no es obra de la casualidad ni producto de una concesión graciosa, por el contrario, es consecuencia del valor, capacidad, talento, esfuerzo y dedicación que distingue a las mujeres -PILARES DE LA SOCIEDAD-.


Ante este panorama, más allá de invocar cifras sobre algunos de los ámbitos en los que las mujeres han incursionado con éxito, en las siguientes líneas quiero hacer énfasis en el aspecto humano que las rodea, me refiero a los principios, valores, empatía, solidaridad y sensibilidad inherente a ellas, comenzando por aquella a la que le debo lo bueno que hay en mí -MI MADRE-, mi mayor fortaleza e impulso para buscar ser mejor en todos los aspectos y conducirme como alguien de bien.

La verdad es que no suelo ser muy expresivo, pero a través de los años he procurado que el cariño, confianza y apoyo incondicional que mi madre siempre me ha brindado, sean correspondidos con acciones positivas, ausencia de vicios, buen comportamiento y metas cumplidas, pues mi mayor anhelo es enaltecer y honrar las enseñanzas, consejos, principios y valores que desde niño me inculcó. A ella, todo mi amor, cariño, respeto y admiración.   

Vivir tiene más sentido y es menos complejo, cuando en el camino te acompañan las personas que quieres y te quieren, comenzando por nuestra familia, la cual encuentra su principal fortaleza en el papel que desempeñan nuestras madres. En mi caso, es motivo de orgullo decir que fui educado por la mujer más valiente, transparente, inteligente y paciente que conozco, MI MADRE, quien con siempre ha sido y sigue siendo un ejemplo para mis hermanos y para mí.

Al mirar hacia el pasado, no puedo dejar de reconocer, presumir y sentirme orgulloso de aquella joven oaxaqueña que hace algunas décadas emigró de su pueblo natal para buscar mejores condiciones de vida en la Ciudad de México, donde no conocía a nadie y no tenía nada, adversidades que lejos de desanimarla o derrumbarla, superó con notable valor, decisión, trabajo honesto y dedicación -ME REFIERO A MI MADRE-.   

Desde mis primeros años he estado a favor del empoderamiento de la mujer dentro de la sociedad mexicana, y cómo no hacerlo, si fui educado por una mujer que representa los más altos valores, que con trabajo ha logrado superar múltiples obstáculos y que siempre ha sido un modelo a seguir. En este sentido, debo decir que la reivindicación de la mujer comienza desde los hogares, es inadmisible que en pleno siglo XXI, haya conductas retrogradas, machistas e irracionales que vulneren el pleno ejercicio de sus derechos. SEAMOS EL CAMBIO, NO LO PERMITAMOS MÁS. 

Obligados estamos a generar las condiciones que hagan asequible erradicar por completo cualquier situación de opresión, desigualdad, discriminación, explotación o exclusión en contra de las mujeres, como sociedad nos merecemos escenarios de plena igualdad y equidad de género. Por mi parte, siempre estaré a favor del respeto hacia las mujeres, pues a una de ellas le debo todo.

Reitero mi admiración a las mujeres, especialmente para mi madre, Zeferina Santiago Hernández, quien este 26 de agosto cumple un año más de vida, motivo de alegría y celebración para su servidor. Felicidades a la mejor mamá del mundo, a la abuelita más consentidora, a la mujer que con sus actos me ha enseñado que siempre vale la pena luchar por que deseamos y que para conseguir lo que uno quiere, se debe trabajar de manera honesta y constante. Felicidades mi todo.
Twitter: @sls1103. 

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