Salvador López
Santiago
Opinión
Si
bien los textos constitucionales de los países de América latina desde el
principio han contemplado una serie de prerrogativas mínimas en favor de la
ciudadanía, lo cierto es que fue hasta después de acontecimientos como la
Declaración de los Derechos del Hombre y el Ciudadano que se comenzó a
consolidar, por un lado, el reconocimiento de los derechos humanos, y por otro
lado, su protección, la cual es producto de amplios procesos que surgieron principalmente
ante conflictos bélicos.
En
materia de protección jurídica de los derechos humanos en Latinoamérica es
motivo orgullo que México sea uno de los Estados que desde el principio dejó de
manifiesto los más importantes avances, prueba de ello son la constitución
política de los estados unidos mexicanos de 1917 –primer instrumento de su tipo
en contemplar derechos sociales-, así como el juicio de amparo, instrumento
jurídico por excelencia para combatir los excesos y arbitrariedades de las
autoridades en contra de los particulares.
Aunque
es evidente la pluralidad que prevalece en las formas de gobierno de los países
de América latina, es incuestionable que dentro de las coincidencias que existen,
sobresale el hecho de que en sus leyes fundamentales, con sus matices
particulares, están plasmados por lo menos derechos civiles, políticos,
sociales y económicos, lo cual también se ha ido fortaleciendo gradualmente.
En
México, la Comisión Nacional de Derechos Humanos (CNDH), tiene un papel crucial
en virtud de que es la institución encargada de vigilar que las autoridades y
dependencias del Estado se conduzcan con legalidad, sin embargo, debido a que
sus resoluciones no cuentan con un carácter vinculatorio, no cumple cabalmente
con los fines por la que fue creada. De esta manera, a pesar de que contamos
con procedimientos rápidos y sencillos; medidas cautelares y precautorias; y
medios tendientes a la restitución de los propios derechos infringidos, es una
realidad que en tanto no cuente con acciones punitivitas, la vulneración y el menoscabo
de los derechos humanos en nuestro país seguirán siendo una realidad.
Aunado
a lo anterior, la ausencia de soluciones efectivas seguirá generando
incertidumbre jurídica, pérdida de confianza en las autoridades y en general
una especie de hartazgo dentro de la población. En este sentido, es lamentable
que en el Congreso de la Unión, sin excepción alguna las fuerzas políticas
instituidas, lejos de buscar resolver los asuntos, politicen de una u otra
manera todos los temas relacionados con violación de derechos humanos en
nuestro país.
Twitter:
@sls1103.
No hay comentarios:
Publicar un comentario