martes, 18 de noviembre de 2014

¿Universalizar la Universidad?

Damos la bienvenida al columnista José Ojeda Bustamante, quien a partir de esta fecha estará compartiendo con nuestros lectores opiniones de interés general.  

José Ojeda Bustamante 
Opinión
Lograr el acceso de un creciente número de jóvenes a la educación superior es uno de los desafíos estratégicos para el futuro de nuestro país, pues a partir de la reforma constitucional que hace obligatoria la educación media superior y de la dinámica global en la que vivimos interrelacionados, estos desafíos van en aumento.
El primer paso es hacer un diagnóstico del tamaño del problema. En el ciclo escolar 2006-2007, el número de estudiantes de este nivel educativo (sin considerar el posgrado) ascendió a poco más de 2 millones 500 mil estudiantes. Y para el ciclo escolar 2011-2012, la matricula sobrepasó la cifra de 3 millones 200 mil alumnos. Lo anterior de acuerdo a información proporcionada por la Secretaría de Educación Pública. Esta dinámica en el crecimiento de la matrícula, muestra un crecimiento positivo para los dos ciclos escolares más recientes, en los que aumentó en 800 mil alumnos. Cifra hasta ahora histórica en la impartición de la educación superior en México, puesto que la cobertura ascendió al 32.8% de jóvenes entre los 19 y los 23 años de edad. Pese a ello, es de todos sabido que México aún se encuentra --a nivel internacional-- muy por debajo de países como Corea del Norte o Chile, por citar el caso latinoamericano. Lo anterior nos obliga a no escatimar esfuerzos para que en la educación media superior se logre la cobertura, con el compromiso de todos los actores de la esfera pública. Se trata de pensar y decidir estratégicamente acerca de qué futuro deseamos para el país y para los jóvenes en lo que respecta a la educación superior. Los hechos son contundentes; si seguimos avanzando al ritmo en el que lo hemos hecho a lo largo de las dos últimas décadas estaríamos rondando anualmente en un crecimiento de sólo el 1%, en cuanto a la cobertura universal respectiva. Así, para el 2020, apenas llegaríamos a una cobertura del 38.5% y para el 2030 del 46%. Por el contario, si optamos por el escenario más exigente, acorde con lo realizado en los últimos dos años, México podría entrar de lleno a la carrera mundial por lograr la cobertura universal en la educación superior en las siguientes dos décadas. De acuerdo con la agenda más ambiciosa, la cobertura de la educación superior podría alcanzar entre el 48 y el 60% en 2020; y entre el 66 y el 83% en el 2030. Es decir, se estaría considerando un crecimiento promedio entre el 1.8 y el 2.6% para los próximos 20 años. De concretarse este esfuerzo, podríamos aspirar a insertarnos de manera exitosa en la era del conocimiento propia del siglo XXI. Para situarnos en perspectiva, cabe mencionar que la tasa bruta de cobertura de educación superior en Corea aumentó 3.4% cada año entre 1990 y 2008. En el mismo tiempo, la cobertura para Venezuela y Finlandia aumentó 2.8 puntos, y en Portugal, Italia y Chile el crecimiento fue entre el 2 y el 2.3 por ciento. No es tarea imposible la que se plantea en estas líneas, toda vez que en temas torales como lo es el de la salud, se han realizado esfuerzos considerables por lograr la cobertura universal a través de programas como el Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS), el Instituto de Seguridad y Servicios Sociales de los Trabajadores del Estado (ISSSTE); Pemex, o las secretarías de la Defensa Nacional (SEDENA) y de la Marina Armada de México. Se trata entonces de un asunto de prioridad y agenda nacional donde los actores a participar ciertamente son muchos, pero donde el esfuerzo y el compromiso debe comenzar lo más pronto posible, toda vez que lo que se juega es el papel de México en el escenario mundial en los próximos 20 años. Twitter: @ojedapepe

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