Para poder contener, aminorar y prevenir los efectos del cambio climático es necesario establecer estrategias de mitigación de alto nivel; diseñar medidas de adaptación apropiadas, e identificar las zonas del planeta y los sectores más vulnerables para proponer políticas públicas que garanticen la sostenibilidad y la sustentabilidad de nuestro futuro.
El diagnóstico es alarmante, para dimensionarlo basta decir que el cambio climático reducirá la productividad de los cultivos, mermará la producción de alimentos por persona e incrementará la incidencia de enfermedades no contagiosas como cardiopatías, derrames y cáncer. De acuerdo con diversos estudios, estas distorsiones en la agricultura y en la cadena alimentaria, provocarán la muerte de más de medio millón de personas adultas para el año 2050.
En este contexto, los países más afectados serán aquellos cuya población cuenta con bajos y medios ingresos. El caso de México no dista de esta tendencia, debido a que sufrirá 0.37 muertes adicionales por millón de habitantes, es decir, que más personas tendrán dificultades para acceder a los alimentos básicos, sólo en el caso del maíz se espera que el 25% de las unidades de producción pierdan la fertilidad de suelo para el 2050.
A pesar de este panorama, el mundo como en pocas ocasiones cuenta con un acuerdo global para afrontar y mitigar el cambio climático y el calentamiento global, para garantizar un futuro más próspero para todos, sin embargo, apremia ponerlo en práctica, es decir, que cada país lleve a cabo las medidas a las que se comprometieron a través del acuerdo de París el año pasado.
Estoy convencido de que el costo de no actuar, cada día es más alto, los fenómenos meteorológicos serán más extremos y las migraciones más pronunciadas en las que se perderán vidas humanas. Ante ello, es urgente que nuestro país comience a cambiar su modelo de producción e invertir en infraestructura ambiental, desarrollo de la industria e innovación tecnológica verde.
El acuerdo es preciso y fija elevar los flujos financieros hasta por 100 millones de dólares anuales a partir del año 2020 para transitar hacia una economía baja en emisiones de gases de efecto invernadero, con una meta obligatoria común de prevenir el aumento de la temperatura media en la tierra. No obstante, parece que su entrada en vigor llega a destiempo, sin embargo, los países firmantes tendrán que cambiar sus modelos de comercialización y distribución para cumplir con las metas.
Uno de los aspectos más destacados del acuerdo de París es que reconoce que los bosques son determinantes para mitigar o detener el cambio climático y sus efectos, de ahí la necesidad de implementar políticas de estado para terminar con su deforestación y degradación. Es claro que los bosques, selvas y manglares son imprescindibles en la captación y regulación del agua, la protección del suelo y estabilización del clima.
Este es el momento de hacer todo lo necesario por nuestro planeta, de lo contrario, será irremediable el deshielo de los polos, las inundaciones, la elevación del nivel del mar, la escasez de alimentos, las sequías, la contaminación, las enfermedades respiratorias y la pérdida de especies de nuestro patrimonio natural.
Por todo lo anterior, el Acuerdo de París nos recuerda que ante el momento que vive nuestro planeta, ningún país por sí sólo pudo contener los efectos del cambio climático, debido a que esto se conseguirá de forma colectiva. El acuerdo mundial, trae a nuestro presente que hay cosas que parecen imposibles hasta que están hechas y que estamos en un punto decisivo en la historia.
Existe un acuerdo generalizado entre la comunidad científica, líderes políticos, asociaciones civiles y sociedad en general, que si no hacemos nada, se avecina una catástrofe total, zonas inhabitables, migraciones gigantescas y graves sequías. Hoy estamos frente a un acuerdo de París que respeta los intereses de todos los países de la tierra y que representa una victoria para el planeta.
México, el Cambio Climático y el Acuerdo de París
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