sábado, 17 de octubre de 2015

DESTROZADA

Recordar mi niñez para mí no es nada fácil. Estuve enojada todo el tiempo, con mi familia, en la escuela, con mis vecinos. No permitía que alguien se me acercara. Me sentí muy poca cosa.

En el bachillerato reprobé en varias ocasiones un mismo semestre, no me importo, ya que preferí salir a divertirme con mis amigos e imitarlos en todo con tal de sentirme aceptada. Porque tuve la creencia de que solo ellos me hacían un lugar en su grupo y haciendo lo que ellos hacían o querían que hiciera les devolvía el favor.


La verdad es que siempre me sentí muy poca cosa y tuve la firme convicción de que nadie, pero absolutamente nadie me quería. Para tratar de sobrellevar esta situación empecé a ingerir bebidas embriagantes.

Al principio solo lo hacía en los lugares a donde salíamos como en las discotheques, con el tiempo fue en cualquier lugar y lo hice para sentirme mejor, ya que desde ese entonces yo ya sufría de fuertes dolores de cabeza.

En más de una ocasión me prometí a mí misma no volverlo a hacer pero nada más pasaban por mí el grupo de amigos en cuestión y volvía a tomar, a salirme de clases, a dejar solo a mí hermano el menor del que yo estaba a cargo.

En la calle como en la escuela con ellos, hice muchas cosas, como robar, obtener los exámenes sin que se dieran cuenta los maestros, molestar a compañeros. Cuando llegaba a casa, estando sola, empezaba a sentirme totalmente derrotada, deprimida, sin ganas de vivir.

Me sentía desesperada por encontrar una solución y sentirme bien, visite a curanderos, psicólogos, encontré un lugar él, “Movimiento Buena Voluntad 24 Hrs de Neuróticos Anónimos” me recibieron con mucho gusto, me di la oportunidad de conocer cómo funciona, empecé a sentirme bien, la relación con mi familia es mejor, estoy estudiando la universidad que me llena de alegría, porque imagine que no lo lograría.


DESTROZADA

No hay comentarios:

Publicar un comentario