Salvador López Santiago
Opinión
La donación de órganos representa la oportunidad de dar una nueva oportunidad de vida a quienes lo necesitan, sin embargo, es una realidad que en nuestro país prevalece una ausencia o casi nula cultura en la materia. Al efecto, es lamentable que con una tasa anual de 3.6 por cada millón de habitantes, México ocupe uno de los lugares más bajos de América latina, ubicándose por debajo de países como Brasil, Colombia y Venezuela.
En cuanto a su regulación, ésta responde a las exigencias del contexto global en el que nos encontramos inmersos, sobre el particular, hay dos grandes escenarios, en el primero todos los ciudadanos mexicanos somos donadores de órganos (donador tácito), y en el segundo esta voluntad se adquiere de manera verbal o por escrito (donación expresa). Empero, más allá de una cuestión normativa, se trata de un asunto cultural por lo cual es crucial que superemos arraigadas creencias y tabúes para beneficiarnos tanto de los avances tecnológicos, como de la legislación vanguardista y humanista con la que contamos.
Asimismo, para transitar hacia escenarios óptimos en relación a la cultura de donación de órganos es de vital importancia que exista certeza en relación a la forma en que serán utilizados, amplia información de los procedimientos y la plena conciencia de que con ello será posible que los pacientes en lista de espera puedan acceder a un mejor nivel de vida, o incluso, a evitar un eminente deceso.
En este sentido, por lo que respecta a las creencias y tabúes que inhiben la proliferación de la cultura de la donación en nuestro país, cabe mencionar que por imperio de ley se debe hacer a través de procedimientos clínicos rigurosos en los cuales se analice la compatibilidad entre donante y donador, así como el hecho de que bien practicada no tiene efectos nocivos para la salud.
No podemos ser omisos ni indiferentes ante el hecho de que en México, según cifras del Centro Nacional de Trasplantes, actualmente 19 mil 239 pacientes se encuentran en espera de un órgano o de un tejido, quienes en su mayoría son niñas, niños, adolescentes y adultos que por lo general sufren de padecimientos crónicos degenerativos como insuficiencia renal, diabetes mellitus, insuficiencia cardiaca, hepática, enfisema pulmonar o disfunción de algún tejido.
En este contexto, es fundamental que aunado a los esfuerzos de las autoridades, cada uno de nosotros acuñe e impulse la cultura de la donación de órganos, sobre todo de la expresa, es decir, que sean los propios donadores y no personas legitimadas, las que emitan esta determinación.
Twitter: @sls1103.
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