Jairo Garzón Montaño
Opinión
La patria potestad es una de las instituciones más
importantes dentro del Derecho Familiar, de ahí los vertiginosos y constantes
cambios que ha tenido durante el siglo XX y XXI, mismos que se han
caracterizado por mantener una tendencia a extender la autoridad que
tradicionalmente había sido del padre hacia la madre, dando paso a un nuevo
paradigma, que nos acerca más a una equidad de género.
Lo anterior, queda de manifiesto en su evolución,
proceso que se ha dado en función de diversos cambios en la interacción de los
miembros de la familia, entre ellos y con el resto de la sociedad. Sobre el
particular destacan el cambio de la configuración y disolución de las familias;
la migración, tanto de los progenitores como de las personas menores de edad;
la satisfacción de las condiciones básicas de desarrollo de la niñez; la
incorporación de la mujer a la vida económica y política; así como el
fortalecimiento de las instituciones encargadas de brindar atención y
protección de la infancia.
En relación a los cambios que ha tenido la integración
de la familia con el transcurso del tiempo, la integración familiar ha
evolucionado, en este sentido, el Instituto Nacional de Estadística y Geografía
señala que en la actualidad 9 de cada 10
hogares mexicanos son familiares, de los cuales 2 de cada 10 (18.5%), son
monoparentales, de éstos 8 de cada 10 (84%), son encabezados por mujeres.
Asimismo, refiere que en la mayoría de los hogares monoparentales el jefe(a) de
familia se encuentra entre los 30 y los 59 años.
En relación al incremento de disoluciones
matrimoniales en México, según cifras del propio INEGI, mientras que en 1993
hubo 5 divorcios por cada 100 enlaces matrimoniales, en 2011 el número de casos
fue de 16 por cada 100, lo cual deja entre ver una especie de desvalorización
de la institución del matrimonio, que además de sus consecuencias inherentes,
como lo es el denominado divorcio incausado que entró en vigor en 2008,
repercute directamente en cuestiones como las relativas a los alimentos y la
patria potestad, por mencionar algunas.
En cuanto a la migración y desplazamiento de los
padres y los demás miembros de la familia, la Organización de las Naciones
Unidas, señala que alrededor de 230 millones de personas no viven en su país de
nacimiento, cifra que representa el 3% de la población mundial. En el caso de
México, sólo en Estados Unidos, la población nacida en nuestro país asciende a
casi 12 millones, lo que representa el 27% de la población inmigrante en aquél
país (51% se encuentra en situación irregular).
Por lo que respecta al bienestar de las personas
menores de edad, el Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo
Social y el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia, señalan que durante
2012 se registraron 21.2 millones de niños, niñas y adolescentes en situación
de pobreza y 4.7 millones en pobreza extrema, en este mismo periodo de tiempo
el 53.8% de la población entre 0 y 17 años estaba en situación de pobreza, una
cifra mayor que la nacional, que se ubicó en 45.5%.
Todos estos elementos, además de derivar en una mayor
participación en el ámbito laboral, social, económico y jurídico de nuestro
país, también han sido determinantes para que la institución que nos ocupa haya sido modificada a través del tiempo. Sin
embargo, a pesar de que estas problemáticas tienen diversas causas y múltiples
efectos, en todo momento la patria potestad se mantiene anclada en una visión
de del mundo que no corresponde a la realidad que percibimos.
Este contexto nos permite dimensionar la trascendencia
de la patria potestad dentro de nuestro sistema jurídico y comprender los
alcances que tiene, ante ello, las autoridades del Estado de Oaxaca deben
emprender una serie de acciones para estar en sintonía con la legislación
nacional, a fin de que se garantice el bien superior de la infancia, hago votos
para que en el corto plazo se den por el bien de nuestra infancia.
Twitter:@jairogarzonm
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