Hace nueve años descubrí que algo no andaba bien en mi vida. En ese entonces me encontraba muy endeudada y perdí a mi bebe. Por aquel tiempo no me di cuenta de mi embarazo, fue a los cuatro meses por sugerencia médica que me hice un ultrasonido y me entere que sería un niño.
Para mis tres hijas y yo, fue una gran noticia. Pero fue mi esposo quien mostro una gran indiferencia. En aquellos meses habíamos decidido construir la segunda planta de la casa y por lo mismo, invertíamos dinero y fue aquí que por pagar los gastos me empecé a endeudar pidiendo prestado, porque los pagos se tenían que hacer semanales, lo cual, me generaba mucha angustia por el miedo a no poder pagar y quedar mal.
Coincide que fue en esa circunstancia que comencé a sentir mucho asco en la boca del estómago, con muchas ganas de vomitar, sentía que un sudor frío me recorría el cuerpo y venía la sensación de desmayarme. Era acá que me sentaba y le hablaba a mi bebé y le decía seguro que quieres un refresco y me lo tomaba, Me parecía que al hacerlo me sentía mejor.
Tuve además otro cargo en el que manejaba mucho dinero, y las personas a las que les prestaba ese dinero no me pagaban. Fue cuando empecé a sufrir mucha angustia y desesperación, por todo gritaba agredía a mis hijas, porque además de tener deudas, tenía que apoyar económicamente a mi esposo en sus estudios.
Me sentía culpable por que a pesar que creía que mi hijo era lo más importante, no supe cuidar mi embarazo. Cuando tuve cólicos de parto no me imagine que era porque ya iba a nacer. Al otro día me vine al hospital y el doctor me confirmo lo anterior. A los 4 días falleció. No podía creer lo que estaba sucediendo. Sentí mucho odio por la vida.
Le tenía coraje a mi esposo no lo quería cerca de mi porque pensaba que él no me cuido. Me aleje de él buscando el cariño y la comprensión en otros hombres. Él llegaba a la casa los fines de semana pensando que no se daría cuenta de lo que yo estaba haciendo. Sentía que su compañía ya no me importaba: nunca me imaginé que su familia me podía ver en las cosas que yo hacía y que le fueran a decir.
Perdí el sentido de responsabilidad hacia mi familia. Solo quería estar con la persona que me hacía sentir bien, sin importarme el ejemplo que les estaba dando a mis hijas y que hasta las podía perder. En esas circunstancias me hablaron del “MOVIMIENTO BUENA VOLUNTAD 24 HRS. DE NEURÓTICOS ANÓNIMOS”.
Se presentó la oportunidad de conocer el funcionamiento del grupo, fue de esta manera como empecé asistir a la terapia, y porque no intentar en base a las experiencias que escuchaba de mis compañeros cambiar y hacer todo lo posible por estar bien con mis hijas y mi esposo con los cuales el día de hoy y gracias a que aún sigo asistiendo a la terapia del grupo lo he logrado.
ME DESANIME ANTE LA ADVERSIDAD
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