El pasado 5 de julio, se instaló en el Senado de la República, la Comisión Especial para dar seguimiento a la investigación de lo acontecido durante el operativo conjunto de las policías Federal y Estatal en el municipio de Nochixtlán, en el estado de Oaxaca.
En dichos sucesos, lamentablemente perdieron la vida al menos seis personas y casi un centenar resultaron heridos. Bajo estas consideraciones, estoy convencido de que éste órgano de trabajo será crucial para conocer lo que pasó, las causas y sus autores materiales para proceder conforme a derecho, además de coadyuvar en hacer prevalecer el debido proceso y el respeto irrestricto al ejercicio de los Derechos Humanos.
Los lamentables hechos de Nochixtlán dejaron de manifiesto diversos desafíos que el Estado y sus instituciones de procuración y administración de justicia tienen la obligación de superar, ente ellos, destaca la actualización de los protocolos de actuación en el uso de la fuerza, los instrumentos de coordinación y los mecanismos de negociación, acuerdos y manejo de crisis.
No me queda duda, de que en función de los resultados y alcances que pueda alcanzar dicha Comisión, coadyuvará a la certeza, confianza y legitimidad de las resoluciones, y podría erigirse como un mecanismo eficiente y eficaz de mediación con los disidentes.
La lección es clara y está encaminada a resolver cualquier conflicto por la vía institucional, prevaleciendo el diálogo e impulsando la construcción de acuerdos. En este sentido, apremia que el gobierno de la entidad, en coordinación con la iniciativa privada y social, llevemos a cabo los programas, estrategias y políticas públicas adecuadas que tengan como objeto asegurar el derecho al libre tránsito, el de la educación y sana alimentación.
No podemos permitir que en la entidad, se acentúen problemas como la inseguridad, la pobreza y la marginación, y mucho menos, que aparezcan otros, como la violación a los derechos humanos, la vulnerabilidad a las garantías constitucionales, la falta de empleo y la carencia de servicios públicos.
El impacto negativo se ha generalizado y se traduce en el desabasto de combustibles, cancelación de reservaciones en hoteles y centros turísticos, además de la falta creciente de bienes de primera necesidad como productos de la canasta básica. En su conjunto, estas problemáticas contienen, limitan y frenan el desarrollo de Oaxaca, sus regiones y comunidades.
El Estado de Derecho, el respeto a la Ley y el orden deben prevalecer para que la entidad se encamine por el sendero del crecimiento económico, del desarrollo social y la prosperidad, con el ánimo de garantizar mejores estadios de vida para las familias oaxaqueñas.
Nochixtlán merece tener certezas para superar los momentos de tensión; las víctimas requieren especial atención para la reparación del daño y el estado de Oaxaca necesita con apremio que regrese la paz social, la tranquilidad de sus comunidades y el desarrollo a sus regiones.
Nochixtlán, nos invita a repensar a México desde los anhelos de libertad, igualdad, democracia y justicia social, para materializar los procesos jurídicos, económicos y políticos que nos permitan transitar hacia mejores oportunidades de bienestar social.
Nuestra realidad nacional deja de manifiesto todos los días, que todavía tenemos muchos pendientes que atender para construir el México que deseamos, mereceremos y anhelamos.
Oaxaca reclama la atención de todos
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