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Claroscuros
de la Mixteca -
OPINIÓN
OPINIÓN
Por: Hugo Pacheco
En Santo Domingo Tonalá, un
pueblo privilegiado por la naturaleza y en que habita gente pacífica y afable, los
conflictos políticos internos que se han suscitado desde 2014, hoy han llegado
a un punto de inflexión definitivo. La demanda del síndico municipal y otros
tres concejales es determinante: extinguir los poderes políticos del municipio.
Entre regidores, pobladores y
la presidencia municipal, se crea una guerra de opiniones que se contraponen,
sin embargo, existen dos hechos contundentes: el palacio municipal se encuentra
resguardado por la Policía Estatal y el edil, Adrián Rosendo Zaragoza
Hernández, ha continuado sus labores en su domicilio por temor a ser agredido.
Según el síndico Oscar Herrera
Hernández, el presidente, desde su guarida, continúa recibiendo recursos
federales, ignorado a los comités de la cabecera, ganándose el resentimiento de
la población y “con la policía a su disposición”.
A estas fuertes declaraciones
se suma el hecho de que el hijo y el sobrino del edil de Tonalá, sean los
agentes de Yetla de Juárez y de San Sebastián del Monte, respectivamente.
Esto, según el síndico, sofoca
la objetividad en las decisiones que se toman desde la cabecera, principalmente
cuando se habla de priorización de obras, rubro en que se manejan presupuestos
de seis cifras y que como es sabido, si se actúa de manera parcial, queda
latente la posibilidad de un conflicto.
Una cosa es que los políticos
se enfrasquen en desacreditaciones y “declaratonitis” interminables, pero
cuando tales roces provocan que se coarten los derechos de los pobladores, es
hablar de un problema de dimensiones mayores, en que las palabras
ingobernabilidad e injusticia salen a la luz.
Claros ejemplos de esto son:
la toma del Ayuntamiento el pasado 10 de abril, que conllevó a la clausura de
la tienda Conasupo y la empresa Telecom; una encargada de brindar alimento y
leche a los pobladores, y la otra con la función de atender a la gente que
recibía giros postales enviados por sus
paisanos radicados en Estados Unidos.
De ahí el origen de la
determinación por suprimir el Ayuntamiento, firmado en un expediente por Fredi
Espinosa, Alejandro Solano y Francisco
Martínez, regidores de Hacienda, Salud y Ecología, Cultura y Recreación,
respectivamente, que fue enviado a la Cámara de Diputados para su aprobación.
Hoy, el síndico incluso
refiere el aumento considerable de la inseguridad y la venta de drogas, temas
delicados en una población pacífica y turísticamente atractiva como lo es
Tonalá.
Tales hechos han provocado una
lógica inconformidad por parte de los tonaltecos, quienes el pasado cuatro de
agosto, en medio de este ambiente convulso, celebraron a su santo patrono, Santo
Domingo de Guzmán, olvidando por unas horas esta división política que se ha
apoderado de un pueblo pacífico, de gente que mira con resignación cómo el hambre
de poder de sus gobernantes ha opacado este bello municipio mixteco.
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