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viernes, 7 de agosto de 2015

Tonalá, un pueblo de gente pacífica dividido por la política






-       Claroscuros de la Mixteca -
OPINIÓN

Por: Hugo Pacheco

  En Santo Domingo Tonalá, un pueblo privilegiado por la naturaleza y en que habita gente pacífica y afable, los conflictos políticos internos que se han suscitado desde 2014, hoy han llegado a un punto de inflexión definitivo. La demanda del síndico municipal y otros tres concejales es determinante: extinguir los poderes políticos del municipio. 


Entre regidores, pobladores y la presidencia municipal, se crea una guerra de opiniones que se contraponen, sin embargo, existen dos hechos contundentes: el palacio municipal se encuentra resguardado por la Policía Estatal y el edil, Adrián Rosendo Zaragoza Hernández, ha continuado sus labores en su domicilio por temor a ser agredido. 

Según el síndico Oscar Herrera Hernández, el presidente, desde su guarida, continúa recibiendo recursos federales, ignorado a los comités de la cabecera, ganándose el resentimiento de la población y “con la policía a su disposición”. 

A estas fuertes declaraciones se suma el hecho de que el hijo y el sobrino del edil de Tonalá, sean los agentes de Yetla de Juárez y de San Sebastián del Monte, respectivamente. 

Esto, según el síndico, sofoca la objetividad en las decisiones que se toman desde la cabecera, principalmente cuando se habla de priorización de obras, rubro en que se manejan presupuestos de seis cifras y que como es sabido, si se actúa de manera parcial, queda latente la posibilidad de un conflicto. 

Una cosa es que los políticos se enfrasquen en desacreditaciones y “declaratonitis” interminables, pero cuando tales roces provocan que se coarten los derechos de los pobladores, es hablar de un problema de dimensiones mayores, en que las palabras ingobernabilidad e injusticia salen a la luz. 

Claros ejemplos de esto son: la toma del Ayuntamiento el pasado 10 de abril, que conllevó a la clausura de la tienda Conasupo y la empresa Telecom; una encargada de brindar alimento y leche a los pobladores, y la otra con la función de atender a la gente que recibía  giros postales enviados por sus paisanos radicados en Estados Unidos.

De ahí el origen de la determinación por suprimir el Ayuntamiento, firmado en un expediente por Fredi Espinosa,  Alejandro Solano y Francisco Martínez, regidores de Hacienda, Salud y Ecología, Cultura y Recreación, respectivamente, que fue enviado a la Cámara de Diputados para su aprobación. 

Hoy, el síndico incluso refiere el aumento considerable de la inseguridad y la venta de drogas, temas delicados en una población pacífica y turísticamente atractiva como lo es Tonalá.

Tales hechos han provocado una lógica inconformidad por parte de los tonaltecos, quienes el pasado cuatro de agosto, en medio de este ambiente convulso, celebraron a su santo patrono, Santo Domingo de Guzmán, olvidando por unas horas esta división política que se ha apoderado de un pueblo pacífico, de gente que mira con resignación cómo el hambre de poder de sus gobernantes ha opacado este bello municipio mixteco. 

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