Jairo Garzón Montaño
Opinión
El
uso progresivo de las tecnologías de la comunicación para la atención de
emergencias, está siendo motivado por la aspiración legítima de que los pacientes
en situaciones críticas tengan mejores escenarios de supervivencia. Hoy nadie
discute la necesidad de que dispongamos de un sistema coordinado de atención de
urgencias y el apoyo de equipos especializados, que independientemente del
número, región o estado del país, se traduzca en una atención adecuada, rápida y
eficaz que salve vidas.
Para
tener estos mejores estadios, es necesario comenzar por contar con un número
telefónico corto, memorizable y rápido de marcar, que nos permita tener acceso a asistencia de salud pública y
privada, así como ayuda en problemas sanitarios, salvamento, extinción de
incendios y comisión de actos antijurídicos o delitos, no importando del orden
de gobierno o la división territorial de funciones y atribuciones.
Lamentablemente
debemos reconocer que en nuestro país existen pocas experiencias de números
únicos de atención de urgencias, acompañadas de centros de emergencias
integrales, por lo que la iniciativa del ejecutivo federal debe ser analizada,
revalorizada, discutida y enriquecida. Dígase lo que se diga, a nivel
internacional se tienen prácticas exitosas en el que se tiene como referencia
el 911 como Estados Unidos, Canadá, Uruguay, Argentina, Paraguay, El Salvador,
Ecuador y Costa Rica.
Lo anteriormente descrito deja de manifiesto retos que debemos atender,
como proveer de una partida presupuestaria que garantice la implementación,
seguimiento, permanencia y gratuidad del servicio, además de establecer los
convenios de colaboración necesarios entre autoridades gubernamentales,
instituciones de seguridad social e institutos privados que permitan su
coordinación y pronto apoyo.
Tengo claro que la creación de plataformas, sistemas de comunicación,
software y soporte técnico, constituyen áreas de oportunidad para las
instituciones públicas y privadas de educación superior del país, para que a
través de sus ingenierías y carreras afines aporten sus conocimientos,
destrezas y experiencias. A la vez diseñen sistemas que permitan evitar la
vulnerabilidad e interrupción de líneas por fallas operativas.
Estos esfuerzos tienen
que venir acompañados de esquemas de capacitación y certificación del personal,
de planes de actualización y homologación de los protocolos de intervención, con
el que se alcancen esquemas de calidad, prontitud y transparencia de acuerdo a
estándares locales e internacionales.
Estamos accediendo
a una nueva era del e-gobierno, marcado por servicios gubernamentales más
fáciles y accesibles; ahora gracias a una sola llamada tendremos ayuda médica,
asistencia sanitaria y orientación social. El teléfono
único armonizado para emergencias no es una iniciativa nueva, existe suficiente
evidencia internacional de su pertinencia y éxito, su instrumentación en nuestro país fue aprobada en la ley federal
de telecomunicaciones y radiodifusión. Sin embargo, la utilización del número 911,
por ser el más reconocido y empleado a nivel mundial representa una buena
propuesta.
Hoy más que nunca estoy
convencido, que ya no está lejos el día en el que a través de una clave única
de identidad, se pueda conocer en caso de siniestro, el tipo de sangre,
alergias a antibióticos, antecedentes penales, teléfonos y datos de
identificación, sin la necesidad de cargar documentos probatorios, es decir, la
incorporación de las nuevas tecnologías de la información y la comunicación con
mayor intensidad a nuestra vida diaria.
Todos
los mexicanos merecemos servicios públicos eficientes y eficaces, sobre todo
cuando se trata de salvar vidas, en el que la coordinación de los equipos de
auxilio es fundamental y necesaria. Por lo anterior, bienvenida la propuesta,
hagámosla juntos realidad.
Twitter:@jairogarzonm
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