Jairo Garzón Montaño
Es permanente la existencia de asentamientos en zonas catalogadas como de alto riesgo, sin que las autoridades tomen cartas en el asunto, situación que muchas veces se traduce en casas, unidades habitacionales y comercios que al paso de huracanes y lluvias intensas, cobran la vida de decenas de personas.
En Oaxaca, el municipio de Tuxtepec ocupa el primer lugar con el mayor número de asentamientos irregulares, que en su conjunto da muestra de la gravedad de desregulación en la que se encuentran diversas colonias y localidades de la región.
En nuestro municipio, se han dado la invasión de parcelas, terrenos de pequeña propiedad y demarcaciones ejidales, acciones que en muchas ocasiones no son sancionadas y al paso del tiempo, cuando generan derechos, limita el abastecimiento de servicios básicos como agua potable, alcantarillado y energía eléctrica.
Teniendo en cuenta este panorama, resultaba fundamental contar con una Ley de Asentamientos Humanos, actualizada, pertinente y acorde a la situación nacional, por ello, me da gusto que en el Senado de la República, se haya aprobado una nueva normativa, la cual regulará el crecimiento de las ciudades, rescatará el precepto de movilidad urbana como derecho de la población y hará cumplir con normas sobre conservación y protección del medio ambiente, bajo una perspectiva de igualdad y equidad.
Entre las características de esta nueva Ley, se encuentra que establece para todos los habitantes el acceso a la vivienda, infraestructura, equipamiento y servicios básicos a partir de los derechos reconocidos por la Constitución y tratados internacionales.
Otra peculiaridad es que impulsa una adecuada accesibilidad que favorecerá las relaciones entre las diferentes actividades urbanas; usos de suelo mixtos, densidades sustentables, patrón coherente de redes viables primarias y efectiva movilidad urbana, esto se traducirá en mejores proyectos de transporte público, en una mejor movilidad peatonal, privado y no motorizado.
Estoy convencido de que con su aprobación, se establecerán bases claras para combatir el mercado negro de vivienda, regular el uso de suelo para detener el abuso y corrupción, así como fortalecer las acciones tendientes a revertir los daños causados por la contaminación provocada por el crecimiento de la mancha urbana.
Este nuevo marco normativo, estoy seguro de ello, impulsará una efectiva congruencia en la planeación, crecimiento, mejoramiento, consolidación y conservación de los centros de población y promoverá la protección y el acceso equitativo a los espacios públicos.
Ahora, el reto está en su implementación, sin embargo, desde esta nueva Ley, se reconoce el derecho de contar con una vivienda digna, accesible, ordenada y sustentable, que hará de nuestras ciudades más incluyentes, resilientes, justas y prósperas que prevengan asentamientos en zonas de alto riesgo y privilegien a las personas y su entorno.
México y su nueva Ley de Asentamientos Humanos
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