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martes, 19 de julio de 2016

HAGO SIEMPRE, LO QUE QUIERO……..

Durante mi juventud me gustaron los placeres de la vida, porque a decir verdad tuve lo que se llama una vida disipada, donde las parrandas con mis amigos y andar en los prostíbulos tomando, era lo principal creía que la vida se vive solo una vez y hay que saberla vivir.


En el trabajo que tuve anduve con una compañera mucho más joven que yo, al poco tiempo la embarace y con una comadrona que me recomendaron aborto él producto, sin sentir el más mínimo remordimiento, por el contrario me sentía bien y hasta grande de solucionar los problemas así de fácil.


A pesar de ello continúe mi vida desenfrenada, saliendo con prostitutas a bailar a las discos y sin ninguna precaución empecé a sacar de la casa y llevar conmigo a familiares más chicos a los cuales los sonsacaba a tomar alcohol y a meterse con esas mujeres creyendo que con mi comportamiento les enseñaba como hacerlo.


Mis actitudes en el trabajo no dejaban de ser distintas a las que tenía en mis parrandas. Abusando de mis clientes al alterar las notas y cobrándoles de más, sobornando a mis compañeros para que me encubrieran y no le dijeran al patrón como llegaba crudo al trabajo y como sacaba mercancía por debajo del agua y después la vendía sin registro de ventas, quedándome con él dinero.


Y todo ello para mí fue normal, pensando tu si eres muy hombre, que miedo ni que nada. Pero cuando en la casa había necesidades económicas y mi mujer me pedía dinero me molestaba y la regañaba, e inclusive con mis hijos hacía lo mismo, no cuidan el dinero lo malgastan terminaba diciéndoles.


No fue hasta un día en que de repente sentí una sensación de opresión en la garganta, que me causaba mucha dificultad para respirar que me di cuenta que algo no andaba bien en mi vida. Como el malestar no aminoraba visite primero curanderos, seguí con médicos y finalmente especialistas que no me detectaron absolutamente nada.


Desesperado ante esta situación, hubo un familiar que me trajo al grupo del “Movimiento Buena Voluntad 24 horas de Neuróticos Anónimos”, y ahí gracias a las experiencias que escuche de los compañeros fui descubriendo que esa manera de vivir fue lo que me enfermo.


El día de hoy a base de seguir en la terapia trato de tener una vida más ordenada sin alcohol, así como de disfrutar lo que la misma me ofrece, como haber visto a mis hijos titularse de una carrera y convivir con mi nieto con el que paso momentos invaluables.


Durante mi juventud me gustaron los placeres de la vida, porque a decir verdad tuve lo que se llama una vida disipada, donde las parrandas con mis amigos y andar en los prostíbulos tomando, era lo principal creía que la vida se vive solo una vez y hay que saberla vivir.


En el trabajo que tuve anduve con una compañera mucho más joven que yo, al poco tiempo la embarace y con una comadrona que me recomendaron aborto él producto, sin sentir el más mínimo remordimiento, por el contrario me sentía bien y hasta grande de solucionar los problemas así de fácil.


A pesar de ello continúe mi vida desenfrenada, saliendo con prostitutas a bailar a las discos y sin ninguna precaución empecé a sacar de la casa y llevar conmigo a familiares más chicos a los cuales los sonsacaba a tomar alcohol y a meterse con esas mujeres creyendo que con mi comportamiento les enseñaba como hacerlo.


Mis actitudes en el trabajo no dejaban de ser distintas a las que tenía en mis parrandas. Abusando de mis clientes al alterar las notas y cobrándoles de más, sobornando a mis compañeros para que me encubrieran y no le dijeran al patrón como llegaba crudo al trabajo y como sacaba mercancía por debajo del agua y después la vendía sin registro de ventas, quedándome con él dinero.


Y todo ello para mí fue normal, pensando tu si eres muy hombre, que miedo ni que nada. Pero cuando en la casa había necesidades económicas y mi mujer me pedía dinero me molestaba y la regañaba, e inclusive con mis hijos hacía lo mismo, no cuidan el dinero lo malgastan terminaba diciéndoles.


No fue hasta un día en que de repente sentí una sensación de opresión en la garganta, que me causaba mucha dificultad para respirar que me di cuenta que algo no andaba bien en mi vida. Como el malestar no aminoraba visite primero curanderos, seguí con médicos y finalmente especialistas que no me detectaron absolutamente nada.


Desesperado ante esta situación, hubo un familiar que me trajo al grupo del “Movimiento Buena Voluntad 24 horas de Neuróticos Anónimos”, y ahí gracias a las experiencias que escuche de los compañeros fui descubriendo que esa manera de vivir fue lo que me enfermo.


El día de hoy a base de seguir en la terapia trato de tener una vida más ordenada sin alcohol, así como de disfrutar lo que la misma me ofrece, como haber visto a mis hijos titularse de una carrera y convivir con mi nieto con el que paso momentos invaluables.



HAGO SIEMPRE, LO QUE QUIERO……..

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