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lunes, 29 de febrero de 2016

RECHAZO A LA VIDA EN CASA

Durante mi niñez me costó demasiado adaptarme a las cosas de la escuela me daba mucha pena hablarle a los demás niños y por el miedo a que el maestro me pasara al pizarrón me gustaba sentarme hasta el final o lo más alejado posible, para que no me viera. Además de aguantarme las ganas de ir al baño por el temor a que no me diera permiso.


El día en que la maestra me eligió para que condujera el acto cívico me sentí muy desesperada, todo ese fin de semana me la pase ideando como iba yo a dirigir el programa, porque lo que más me importaba era el cómo iba a hablar delante de toda la escuela y sobre todo si me equivoco que van a decir de mí, seguramente se van a reír y voy a quedar en ridículo, que vergüenza me sentí muy angustiada.


Ese sentimiento de aislamiento me hacía pensar que yo no le importaba a nadie, menos a mis papas, que ellos estaban más preocupados por su trabajo en el campo y tuve la firme creencia de que si les decía lo que sentía ellos me regañarían y lo verían como una debilidad; por lo tanto no les decía absolutamente nada.


El trabajo de campo no me gustaba y cuando mis papas me mandaban a trabajar a la siembra, salía vociferando en voz baja y sintiendo mucho coraje hacia mis padres sobre todo a el papá, pero tenía que hacerlo no había de otra. Muchas veces quise gritárselo y porque a mí que yo soy la única hija si ahí están mis hermanas porque a ellas no les dices nada, se me hace que no me quieres es lo que llegue a pensar.


Llego el día en que yo ya no pude aguantar más esta situación y algo en mi me dijo que yo ya no podía seguir viviendo al lado de mis padres llegando a tomar la decisión de abandonar la casa y buscar mi propia vida, trasladándome a la ciudad de Huajuapan con la creencia que todo sería fácil, además que estando lejos de mi casa me iba a sentir libre, acercándome a la gente sin miedo.


Sin conocer a nadie en la ciudad, con mucho temor me puse a buscar trabajo. Temor sobre todo que me rechazarán con un no o que me hicieran preguntas relacionadas a que si ya tenía alguna experiencia en el trabajo o si era la primera vez, todo ello me desoriento y no supe que hacer.


Esta situación me hizo sentirme muy mal, sin poderle encontrar sentido a la vida, empecé a perder el sueño pasando días y días sin poder dormir. También perdí el apetito lo que me causo que empezara a bajar de peso hasta verme muy delgada y me vino el miedo a creer que tenía una enfermedad incurable.


Fue así que alguien me hablo del “Movimiento Buena Voluntad 24 Hrs. De Neuróticos Anónimos”; dada la gravedad de mi estado me permitieron el medio anexo y hoy la verdad estoy muy reconfortada.



RECHAZO A LA VIDA EN CASA

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