Salvador López Santiago
Hace unos días, conmemoramos el 164 aniversario del natalicio de José Guadalupe Posada, célebre mexicano que por su talento inigualable, cuenta con la categoría de artista universal. El creador de “La Catrina” y muchas obras más, nació el 2 de febrero de 1852 en el barrio de San Marcos Aguascalientes.
Hoy, hago propicia la ocasión para señalar que Posada se caracterizó por ser un extraordinario grabador, caricaturista e ilustrador capaz de plasmar con realismo la cotidianidad e inquietudes inherentes a la sociedad mexicana de finales del siglo diecinueve y principios del veinte.
Por ello, no es extraño que sea reconocido como uno de los máximos exponentes de la comedia humana y la tragicomedia en México y el mundo. Además, es considerado como un precursor del movimiento nacionalista en las artes plásticas por algunos de quienes lo protagonizaron: José Clemente Orozco, Diego Rivera, Francisco Díaz de León y Leopoldo Méndez.
Aunque el valor de su legado es evidente e incuestionable, éste adquiere mayor trascendencia al tomar en cuenta que se desarrolló en un contexto marcado por constantes cambios sociales, económicos y políticos. En consecuencia, me parece de vital importancia reconocer su creatividad mostrada al capturar todo tipo de emociones, desde la marginalidad, dolor, tragedia, miseria, llanto y muerte, hasta el silencio, amor, placer y risa.
Precisando que no es la única creación que tiene, ¿quién no conoce “La Catrina”?, obra emblemática de Posada que inmortalizada por Diego Rivera en mural titulado “Catrina”, en la cual se aprecia una paradoja única en la que, por un lado, se observa el placer de vivir ante la inminente e inevitable muerte, y por el otro, muestra un recordatorio permanente de que la vida debe ser aprovechada al máximo, y que forma parte de una de las más grandes tradiciones mexicanas: El Día de Muertos.
La obra de Posada contribuye al fortalecimiento del amplio patrimonio cultural y riqueza nacional que tenemos como nación. Lo anterior, no es producto de la casualidad, por el contrario, obedece al esfuerzo constante, el sacrificio y por supuesto, el talento nato que manifestó desde sus primeros años.
Además de reconocer la grandeza del legado de Posada, a través del presente artículo hago el llamado a enaltecer el valor de su obra, en virtud de que lejos de formar parte del pasado, se encuentra presente en la actualidad y cotidianidad de los mexicanos. Sin duda, el 164 aniversario del natalicio de José Guadalupe Posada constituye una oportunidad inmejorable para invitarlos a disfrutar, difundir e incrementar la cultura que poseemos.
Twitter: @sls1103
Posada: un genio que no debe ser olvidado.
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