Salvador López Santiago
El maltrato animal, concebido como “todo hecho, acto u omisión del ser humano, que puede ocasionar dolor, deterioro físico o sufrimiento, que afecte el bienestar, ponga en peligro la vida del animal, o afecte gravemente su salud o integridad física, así como la exposición a condiciones de sobreexplotación de su capacidad física con cualquier fin”, es uno de los fenómenos más lesivos para la sociedad mexicana.
El presente artículo busca la reflexión y concientización sobre la importancia de respetar a todos los seres vivos y no sólo a los seres humanos. Es urgente impulsar una cultura de bienestar animal, entendido como el estado en el que los animales satisfacen sus necesidades fisiológicas (alimento, agua, cobijo, entre otras), de salud y de comportamiento, en relación directa con su ambiente.
Lo anterior, lejos de ser un anhelo unilateral, está sustentado en la responsabilidad que como país tenemos. Sobre el particular, basta mencionar que México es considerado un país “megadiverso”, es decir, que forma parte del selecto grupo de naciones poseedoras de la mayor cantidad y diversidad de animales y plantas -casi el 70% de la diversidad mundial de especies-.
Al efecto, la Comisión Nacional para el Conocimiento y Uso de la Biodiversidad (CONABIO), señala que de las 4 mil 381 especies de mamíferos que hay en el mundo, en nuestro país hay 535 (12.21%); de las 9 mil 271 especies de aves, 1 mil 96 (11.82%); de las 8 mil 238 especies de reptiles, 804 (9.76%); de las 27 mil 977 especies de peces, 2, 692 (9.62%). Por otro lado, el Instituto Nacional de Estadística y Geografía, refiere que en México hay 18 millones de perros, de ellos, 7 de cada 10 no tiene un hogar. Por lo que respecta al maltrato animal.
Ante este panorama, resulta indispensable combatir e inhibir conductas que representen insensibilidad, irresponsabilidad, abandono y maltrato animal. Como sociedad, tenemos la obligación permanente e ineludible de generar las condiciones que hagan asequible el esparcimiento y sano desarrollo de los animales.
Ante este escenario, es crucial impulsar y reforzar las acciones tendientes a la materialización del bienestar de los animales, para ello, entre otras cuestiones, es fundamental garantizar la ausencia de sed y de hambre; incomodidad; dolor, lesiones y enfermedades; expresar sus conductas naturales; y miedo y de angustias.
A partir de las consideraciones referidas, hago propicia la ocasión para invitarlos que asumamos y difundamos una cultura de respeto hacia los animales, no podemos ser insensibles e indiferentes ante el dolor y sufrimiento de otros seres vivos. No es obligación quererlos, pero sí lo es respetarlos.
Twitter: @sls1103
“Del maltrato al bienestar animal”
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