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jueves, 3 de septiembre de 2015

Hoy, las campanas de la Catedral de Huajuapan retumbaron de luto





Hugo Pacheco/Correo Mixteco 

Un agónico silencio oprimió la mañana nublada de este jueves 3 de septiembre. Las catorce coronas de flores recargadas sobre la fachada de la catedral recordaban la tragedia de lo inevitable: Tres muertes prematuras, violentas, fugaces, inexplicables… hicieron retumbar de luto a Huajuapan. 


Los adjetivos se agotan cuando se habla de la magnitud de esta tragedia. Las voces de los huajuapeños contienen la misma melodía de réquiem y congoja. Quienes los llegaron a conocer, a estrechar un par de palabras, dan fe de la alegría con que enfrentaron la vida. 

Fe que seguramente hoy logró sentir el notario Javier de Jesús Rojas Canales, su hijo Javier Mateo Rojas Morán y su nuera Fernanda Niño de Rivera, convertida en las oraciones de su familia y amigos; en la pureza vital del bebé que engendraron Mateo y Fernanda, que representa el triunfo de la vida ante la tragedia. 

La visión de tres féretros dirigiéndose al mausoleo del Panteón 16 de Septiembre quedaron grabados en los fieles, quienes acompañaron a estos tres huajuapeños que hoy parten, pero dejan un recuerdo inmemorial que vivirá por siempre. 


Monseñor Teodoro Enrique Pino Miranda ofició la misa de cuerpo presente. Sus palabras tuvieron el efecto de un bálsamo que cayó sobre el dolor de la familia. Con la mirada firme y el timbre de voz de quien augura mejores tiempos, dijo: “En el cementerio no están los muertos, sino los que ya se encontraron con Dios”. 

Pero era y sigue siendo difícil aceptar los hechos. Y Pino Miranda lo sabía, por lo cual, expresó a su audiencia: “Muchas veces vemos tan lejanos esos sucesos trágicos, que nunca pensamos que un día vamos a tener que experimentar aquello que nos dice el Señor. 

Pero cuántas veces son otros los que intervienen y de alguna forma, rompen con esa vida que el Señor nos ha dado y no podemos acusar a nadie. La muerte tocó el fondo del corazón de estas familias y es cuando la fe debe brotar y decir: “El Señor me lo dio, el Señor me lo quitó”. 

Cada uno va tejiendo la vida, vamos viéndonos a futuro. Ellos iban tejiendo su vida, con dolores y con sufrimientos, pero con mucha alegría y gozo. Algunos estaban plenamente en su juventud y podían pensar en ese futuro, pero llega el señor y dice: “Hasta aquí, el tiempo ha terminado”. 


Por lo que el obispo hizo hincapié en la frase tan sencilla y sabia de quienes escuchan a la juventud hacer planes a futuro, sin antes decir: “Si Dios quiere”. Ya que “simplemente somos unos administradores, no sabemos hasta qué momento concluya. Por eso el Señor nos ha dado también el tesoro de la fe, que está por encima de cualquier otro valor, y con él, nosotros debemos de ir construyendo nuestra vida”. 

Que descansen en paz, querido notario Javier de Jesús, tu hijo, Javier Mateo y tu nuera Fernanda.

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