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martes, 1 de septiembre de 2015

“Derechos Humanos: de las buenas intenciones a su pleno cumplimiento”



Salvador López Santiago
Opinión
Es fundamental que los mexicanos puedan acceder y ejercer plenamente de sus derechos humanos, el artículo 1º de nuestra Carta Magna dispone que todas las personas gozarán de los derechos humanos reconocidos en ella y en los tratados internacionales de los que México sea parte, así como de las garantías para su protección, cuyo ejercicio no podrá restringirse ni suspenderse, salvo en los casos y bajo las condiciones que la propia Constitución establece.


La reforma constitucional de junio de 2011, representó un cambio de paradigma en la de concepción, interpretación y aplicación de los derechos humanos, situación que además de fortalecer su protección, también posicionó al Estado mexicano como uno de vanguardia y acorde a la dinámica que distingue a la globalidad en la que nos encontramos inmersos.

A poco más de 4 años de la reforma constitucional en materia de derechos humanos, es oportuno tener una sincera reflexión sobre los avances que se han alcanzado en la materia, y a partir de dicho ejercicio, redoblar o re direccionar esfuerzos en favor de la población mexicana. Al respecto, todos coincidimos en la importancia de fortalecer la tutela, goce y ejercicio de los derechos humanos (aquellas prerrogativas inherentes, inalienables e imprescriptibles al hombre), los cuales deben ser conocidos, respetados y ejercidos sin distinción alguna.

Bajo esta tesitura, cabe mencionar que la consolidación del régimen democrático nacional, sólo es posible con la plena observancia de los derechos humanos, los cuales no pueden ni deben estar supeditados a ningún agente externo. En este sentido, el Estado tiene la obligación de garantizar las condiciones que hagan posible que todas las personas, sin distinción de sexo, género, preferencias sexuales, edad, discapacidades, religión, opiniones, color, idioma, origen nacional, posición económica o cualquier otra, puedan acceder a sus derechos humanos. 

No podemos negar los avances logrados, pero tampoco podemos ser indiferentes e insensibles con aquellas legítimas demandas y retos que se mantienen pendientes como es la violencia de género, abusos laborales contra los migrantes, desamparo de las personas adultas mayores, discriminación hacia los afrodescendientes, violencia escolar, por mencionar algunas.

Negar estas problemáticas, sería hacer caso omiso de la realidad y peor aún, sería privarnos de la posibilidad de tener un mejor porvenir, por eso es necesario que sociedad y gobierno construyamos un México en el que los derechos humanos no sean buenas intenciones, sino garantías de una vida digna, decorosa y tranquila.     Twitter: @sls1103. 

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