Crecí
pensando que las cosas que a mí me sucedían eran por culpa de los demás.
Durante mi niñez siempre tuve el presentimiento que mi hermana menor era
dichosa por su forma de ser graciosa y eso llamaba la atención e incluso de mis
padres que la preferían más que a mí o al menos eso creía yo.
En
la escuela me costaba mucho trabajo relacionarme con mis compañeros del salon,
casi no convivía con ellos pensando que se fueran a burlar de mí o me fueran a
pegar por lo que prefería estar solo. A las niñas siempre las vi muy superiores
a mí y tampoco les hablaba.
Tuve
pavor de hablar en público e inclusive cuando tenía que pasar al pizarrón a
resolver alguna participación las piernas me temblaba, la voz se me
entrecortaba, las manos me sudaban y sentir todas las miradas fijas en mí hacía
que yo quisiera desaparecer o salir corriendo de ahí.
Ya
adolescente llegue a probar el licor y
alcoholizado en las fiestas que organizábamos con mis cuates me sentí bien y
hasta salía a bailar con las chavas y les hacía platica u otras cosas que yo no
me atrevía a hacer, como envalentonarme y buscar pleitos siempre con gente más
indefensa por supuesto, terminando en alguna ocasión a retar a mi propio padre
solo porque me estaba llamando la atención por mi comportamiento.
En
la Universidad no pude llevarme con las chicas de mi edad pensando que por ser
bonitas ellas preferían a chavos con carro o con dinero, creyendo que a ellos
eso les daba seguridad y como yo no tenía esas cosas pues a mí ni me pelaban y
mejor era no hablarles.
Hasta
que de repente empecé a sentir algunos malestares en el estómago, como ardor,
inflamación; sentir que los alimentos se me atoraban y no poder hacer del baño.
Tuve que recurrir con especialistas que me dijeron que yo no tenía nada, pero
siempre insistí pensando que yo tenía una enfermedad incurable y que me tenían
que hacer estudios más costosos.
Hasta
que un buen día buscando a una persona a la que yo había dañado por mis
actitudes y sintiéndome muy culpable por ello vi un letrero del “Movimiento Buena Voluntad 24 Horas de Neuróticos
Anónimos” entre sin pensarlo dos veces y la atención que desde el
primer momento me brindarón en la agrupación fue algo que a mi me gusto y desde
ese día me quede.
Hoy
en día puedo decir que mi vida ha cambiado he podido realizar algunos proyectos
personales, la diferencia es que ya no me siento frustrado como antes y todo
gracias a la terapia que la agrupación me proporciona.
GRUPO B.V. 24 HORAS
HUAJUAPAN
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