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jueves, 9 de julio de 2015

“Ius Semper Loquitur: El Derecho Siempre Habla”


Salvador López Santiago
Opinión

Como sucede desde 1960, el próximo 12 de julio se conmemora el “Día del Abogado en México”, el cual fue instituido por el entonces Presidente de la República Adolfo López Mateos, como homenaje a la primera cátedra de Derecho que se impartió en nuestro país, la cual data del 12 de julio de 1533.


El marco de esta celebración, es idóneo expresar mi reconocimiento, admiración y respeto hacia mis compañeras y compañeros con quienes tuve el gusto de coincidir en la licenciatura y el posgrado, sobre todo, con aquellas con los que he construido sólidas amistades. Asimismo, considero oportuno llevar a cabo una breve pero sustancial reflexión sobre la trascendencia social de contar con personas dedicadas a la abogacía (en todas sus acepciones) y sobre la esfera de acción de los abogados.


En relación al primer aspecto, cabe mencionar que fueron las injusticias, excesos y arbitrariedades cometidas a través del tiempo, los elementos que hicieron necesaria una justa y debida defensa de los derechos de las personas, siendo los abogados el medio por excelencia para materializar este noble y legitimo anhelo.


Por lo que respecta al segundo aspecto, es importante precisar que la etimología de la palabra abogado proviene del latín advocatus, la cual a su vez deriva de la expresión “ad auxilium vocatus” (el llamado para auxiliar), es decir, no sólo se trata de un profesional del Derecho, sino que además debe abogar por alguien (interceder por él), en cualquiera de los ámbitos en los que nuestra disciplina tiene injerencia.


Bajo este contexto, el título de Licenciado en Derecho faculta a quien lo ostenta para el ejercicio de la abogacía, la judicatura, el notariado, la correduría, la asesoría o consejo jurídico, la asistencia, la intervención en la prevención y solución de conflictos, en la academia, en fin, en múltiples ámbitos,
desde los cuales puede contribuir a la formación de una sociedad más justa, igualitaria y equitativa.


En este orden de ideas, queda de manifiesto que el ejercicio de la abogacía es una de las actividades de mayor trascendencia, honorabilidad y reconocimiento para las sociedades del mundo por lo que debe desempeñarse con la más alta responsabilidad, compromiso y empatía, no bastan los conocimientos jurídicos, sino que además se debe tener como eje central todas nuestras actuaciones, el aspecto humano.


Luego entonces, a unos días de que se festeje el “Día del Abogado en México”, reitero mi respeto a quienes con profesionalismo y pasión, llevan a cabo la defensa de los derechos individuales y colectivos, acción que se traduce en la salvaguarda del honor, el patrimonio, la tranquilidad, la honorabilidad e incluso la vida de las personas.


A partir de las consideraciones vertidas, sólo me resta hacer el llamado a honrar nuestra profesión, sin limitarla a una actividad específica e impulsarla hacia escenarios de justicia social. Felicidades abogadas y abogados, tengan ustedes el mayor de los éxitos.
Twitter: @sls1103.

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