Jairo Garzón Montaño
Opinión
El incremento de
patentes de los recursos naturales, animales, plantas, productos artesanales e
incluso la genética de los seres vivos ha incrementado en las últimas décadas;
estos son registrados por particulares y grupos industriales trasnacionales que
adquieren derechos exclusivos para su comercialización. Sin duda, esto
representa una violación a la vida misma y una pérdida de libertad, ya que en
su mayoría se tratan de productos que han sido de consumo ancestral y de uso
tradicional, al suceder esto, se tornan
inalcanzables y sumamente controlados, debido a que quienes adquieren su
patente demandan y exigen que se les pague un porcentaje por su comercialización
y consumo.
Por lo anterior,
es lógico que exista un debate en relación a la adquisición de patentes en el
mundo, que se agrava por el intento de asignarle un costo y generar ganancias a
partir del ser humano. Basta mencionar que la Universidad de Utah y el National
Institute of Environmental Health Sciences y Myriads Genetics en 1994 patentó el
primer gen humano en E.U.A. al analizar una determinada secuencia de referencia
genética que podía indicar predisposiciones al cáncer de mama. Dígase lo que se
diga, representó un gran obstáculo, debido a que si otra empresa o compañía deseaba perfeccionar el
medicamento que permitiera la prevención de cáncer de mama relacionada con ésta
referencia -Myriads Genetics-, la primera tendría todos los derechos sobre los
hallazgos.
En relación a la
patente de recursos naturales, destacan dos problemáticas más: la bioprospección definida como las
propiedades de recursos biológicos de conocimientos indígenas que son
explotadas de manera comercial y la biopiratería que se define como la
apropiación ilegal de microorganismos, plantas ,animales, genética humana,
conocimiento cultural entre otros; ambas no reconocen ni benefician la
propagación, uso y trato comercial a los propietarios ni a las comunidades de las zonas de donde
son originarios los recursos.
En este sentido,
en el año 2000 la oficina de patentes de Estados Unidos otorgó a Larry Procter
director ejecutivo de una productora e importadora de semillas, la patente de
una variedad de frijol de tonalidad amarilla que luego de cultivar consiguió
floras que produjeran semillas de ese color, a ésta variedad la llamó Enola.
Procter adquirió el derecho de monopolio, los derechos sobre la planta, su
polen y el método para producirla, lo anterior no solamente lo motivó para
demandar varias pequeñas compañías importadoras de esa variedad de frijol por
infringir su patente, sino también se dirigió a campesinos mexicanos para
exigir un porcentaje del pago de sus ganancias por comercializar el frijol; no
obstante, en nuestro país el frijol amarillo o mayocoba ya era identificado desde
épocas prehispánicas como una de las más de 70 especies, entre las destacan la
del frijol negro, blanco, pinto, moteado y bayo.
Si bien pudiera
ser válido patentar la obtención de una nueva variedad de especie de semillas
mediante técnicas biotecnológicas, me parece perverso que la tendencia en la
actualidad sea persuadir a los campesinos a firmar contratos para que no hagan
uso de sus propias semillas, adquieran las semillas ya patentadas y manipuladas
genéticamente para consecutivamente pagar impuestos por su uso; esto pudiera
representar un riesgo debido a que los campesinos gradualmente son sometidos
por las corporaciones al perder los derechos sobre sus tierras , y todo por un
proceso natural que al final solamente logra la naturaleza , al ser la única
que puede hacer que una planta crezca con tan sólo luz y agua.
Hago votos para
que muchas de las injusticias que pueden resultar a causa de la patente de la
vida, la biopiratería y la bioprospección relacionadas también con el lucro del
conocimiento ancestral de los pueblos indígenas vendido a trasnacionales, sea
sancionado por un estado que comprende, dimensiona y asume el derecho que
tiene sobre su biodiversidad. Es tiempo
de reivindicar la defensa del campo y los campesinos de México, no seamos
indiferentes a sus necesidades y conservemos viva la grandeza que nuestra
tierra.
Twitter:@jairogarzonm
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