Jairo Garzón Montaño
Opinión
Este 30 de abril es la fecha en la que se celebra a
la infancia en nuestro país, por ello, es pertinente no solamente hacer una
reflexión acerca de los principales retos, conflictos y riesgos a los que
millones de niños enfrentan; sino también, para hacer un llamado a la sociedad
y gobierno a que generen políticas públicas que garanticen su pleno
desarrollo y sancionen duramente a
aquellos que atenten contra sus derechos.
En
este marco, uno de los problemas más graves y que demanda inmediata solución es
la industria multimillonaria de explotación sexual comercial de niños, sólo
para dimensionarla, más de un millón de infantes en el mundo al año son obligados
a prostituirse, se les compra y vende con fines sexuales, lo cual vulnera,
atenta y pone en riesgo su salud física
y mental, y peor aún su dignidad y vida.
Un
segundo problema es la explotación laboral infantil; según el reporte de la
Fondo para la Infancia de las Naciones Unidas denominado “Los derechos de la
Infancia y la adolescencia en México”, el trabajo infantil constituye una
violación de los derechos de niños, niñas y adolescentes, ya que obstaculiza el
sano crecimiento, la educación y su permanencia en ella, el juego, la cultura y
el deporte al que los menores tienen derecho. Sus resultados indican que en
México existen más de 3 millones 650 mil niños de entre 5 y 17 años de edad que
trabajan, siendo el Estado de México, Jalisco, Puebla y Oaxaca los porcentajes
en donde se concentran los índices más altos.
El
trabajo infantil no se manifiesta en igual medida entre niños y niñas, 67% son
niños y 33% niñas siendo el sector agropecuario el lugar en donde ambos tienen
una mayor participación laboral, seguido de actividades vinculadas al comercio,
los servicios, la industria manufacturera y la construcción.
Particularmente,
para mí es sumamente difícil no tener compasión por un niño que pide una moneda
luego de hacer piruetas con pelotas y pintado con carita de payasito en un
crucero peligroso con afluencia vehicular; sin embargo, el dar una moneda
contribuye a que los adultos que los explotan sigan considerando que es una
opción el seguir arriesgando la vida de los menores a cambio de la posibilidad
de obtener una moneda sin el menor esfuerzo.
Aunado
a lo anterior, un tercer problema es la obesidad infantil y es que existe una
creencia errónea en muchos padres de familia que tener un hijo gordo es
sinónimo de un hijo saludable, debido a que es un niño sano porque “come mucho”;
sin embargo, la obesidad es una enfermedad crónica y multifactorial; se trata
de un desequilibrio entre la ingesta y el gasto energético que conduce a una
excesiva acumulación de grasa corporal. La obesidad infantil se torna un
problema relevante debido a que ha aumentado de manera progresiva durante los
últimos años, lo que resulta alarmante.
Un
menor con obesidad es propenso a muchas enfermedades y atrofias musculares;
además tiende a desarrollar en su vida adulta complicaciones de salud más
graves como hipertensión y diabetes. Ambas enfermedades crónicas implican
tratamientos sumamente costosos y de por
vida.
Otra
problemática es la violencia en las escuelas que es resultado de diversos
factores que incluyen la edad y el entorno familiar, así como una inadecuada
gestión de la convivencia escolar, exposición de medios electrónicos y
televisivos de material violento, juegos electrónicos y en general resulta de
la falta de una comunicación asertiva y el rechazo que nuestra sociedad
promueve a lo que es diferente a
nosotros mismos.
Por
lo anterior, apremia que se
implementen políticas transversales en todo el sistema educativo; entre éstas
de atención psicosocial y mediación de conflictos que involucren a directos,
profesores, alumnos y padres de familia, con la finalidad hacer de las escuelas
lugares seguros y libres de violencia. Se debe también fortalecer a los niños
en educación en valores y dotarlos de ambientes escolares sanos y equilibrados
para un desarrollo sano.
Como sociedad esperamos que antes del término del periodo ordinario de
sesiones el Senado de la República apruebe la iniciativa en materia de Violencia
Escolar, esto permitiría dotar a las autoridades de más atribuciones y poner
todos los recursos institucionales para resarcir esta tendencia.
En síntesis, poco tenemos que festejar, ya que muchos aún se encuentran
laborando, siendo explotados sexualmente y molestados en espacios educativos. No
les neguemos su infancia a los niños de México, por el contrario, hagamos lo
necesario todos los días para garantizarles un mejor país, en el que sean
felices y estén orgullosos de celebrar el Día de Niño.
Twitter:@jairogarzonm
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