Jairo Garzón Montaño
Opinión
“Que el pueblo y el gobierno respeten los derechos de todos. Entre los individuos, como entre las naciones, el respeto al derecho ajeno es la paz”. Frase emblemática de uno de los más celebres mexicanos y orgullo de nuestro estado, el ilustre Benito Juárez García, excepcional oaxaqueño de origen zapoteco que hizo lo que parecía imposible.
Oaxaqueño de leyes e instituciones que se distinguió por concentrar y materializar los más altos valores y virtudes del hombre -valor, honestidad, patriotismo, capacidad, constancia y determinación-, eso y más era Juárez. Hombre congruente y adelantado a su época que supo hacer valer el Estado de Derecho, en beneficio de la población mexicana. Hombre querido, admirado y respetado por todos.
Juárez representa grandes trasformaciones y cambios de paradigmas, a través de acciones inusitadas a su tiempo sentó las bases del Estado-Nación como lo conocemos, de instituciones, de leyes y libre de castas, por lo que es uno de los más grandes personajes de nuestra historia.
De origen humilde, fue hijo de Marcelino Juárez y Brígida García, ambos campesinos, creció en extrema pobreza y con marcadas carencias. Además con tan sólo tres años de edad quedó huérfano por lo que enfrentó una infancia compleja, teniendo que vivir con sus abuelos y después con su tío Bernardino, dedicándose hasta los 12 años al pastoreo de ovejas para poder subsistir.
Sin embargo, ni la adversidad de su realidad ni las carencias que padeció lo hicieron caer, el gran Juárez siempre fue un hombre con sueños, anhelos e ilusiones de progreso, pero sobre todo, un hombre de resultados, de acciones y de altos valores. Así en 1818 se fue a vivir a la Ciudad de México, donde aprendió español, posteriormente ingresó al Seminario de la Ciudad de Oaxaca, y años más tarde, al Instituto de Ciencias y Artes de Oaxaca, donde en 1834 se tituló como abogado.
Por lo anterior, reconozco su capacidad para combinar sus estudios y su desarrollo profesional, situación que lo llevó a ocupar diversos encargos, como Director del Instituto de Ciencias y Artes de la Universidad Autónoma Benito Juárez de Oaxaca, Gobernador del Estado, ministro de Justicia e Instrucción, Ministro de Gobernación, presidente de la Suprema Corte de Justicia y presidente de México.
Como Presidente de la República proclamó las célebres Leyes de Reforma, en las cuales se estableció la separación del Estado y la Iglesia. Estas leyes representan un antes y un después para el Estado Mexicano, sus instituciones, la certeza jurídica y el reconocimiento de los Derechos Humanos en virtud de que regulaban actos, desde el nacimiento hasta la muerte, que tradicionalmente habían sido administrados por autoridades eclesiásticas.
A la distancia parece fácil, pero lo cierto es que se trata de acciones por demás trascendentes para el fortalecimiento del régimen jurídico y político de nuestro país, por lo que todos coincidimos en que Don Benito Juárez, el Benemérito de las Américas, es y será el más importante referente del fortalecimiento de nuestras instituciones y la impartición y administración de justicia.
Hablar de Benito Juárez, es hablar de un México de instituciones, un México fuerte y a la vanguardia ante el concierto internacional, de un mexicano excepcional al que hoy recordamos con cariño y admiración. Juárez está más presente que nunca, porque dejó un legado invaluable para México, dando pauta al surgimiento de instituciones estructurales en nuestro Derecho que regulan todos los actos del hombre.
“Mi deber es hacer cumplir la ley no sólo con medidas del resorte de la autoridad, sino con el ejemplo para atentar a los que con un escrúpulo infundado se retraían de usar el beneficio que les concedía la ley.” Igual que Don Benito Juárez, seamos garantes de nuestro marco normativo sobre cualquier interés egoísta, hagamos valer el Estado de Derecho e impulsemos a México a mejores estadios.
Twitter:@jairogarzonm
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