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jueves, 29 de enero de 2015

Las Políticas Públicas en los Gobiernos Locales: La Participación Ciudadana el eje Transversal

José Ojeda Bustamante
Opinión
Varios teóricos como Monedero, Subirats, Ramió, Castells han señalado –e intentando armonizar sus palabras con el título del presente artículo-- el afirmar que la participación ciudadana, corresponde al proceso institucional de relación entre los ciudadanos y la administración, fuera del proceso electoral.


Entonces tenemos, que las medidas legales --aunque son necesarias-- no son suficientes, dado que la dura realidad impone la baja o nula participación de la población. A continuación, enuncio algunas de las causas de este fenómeno social:

El sistema piramidal de toma de decisiones políticas, da cabida a que la estructura de poder imponga a los gobernados las medidas necesarias para enfrentar los problemas de manera discrecional y unilateral. Esto deja de lado cuestiones esenciales de la gestión del conflicto, como lo son: el diálogo, la argumentación, la negociación, la deliberación y en general, todo aquello que propicie el consenso o el crecimiento exponencial del disenso frente a la toma de decisiones.

La falta de interés de la población respecto a la problemática de su comunidad (aun cuando sea parte del problema) representa otro escollo.

La desconfianza de la población a colaborar con un gobierno, que consuetudinariamente adquiere compromisos que difícilmente cumplirá. Sea por su inviabilidad político-administrativa o porque sale de su competencia, facultad, atribución y recursos disponibles.

A ello se suman dos elementos agravantes de la calidad de la participación, esto en cuestión puramente ciudadana: la ausencia de “la intensidad emotiva” y la “competencia cognitiva” (Sartori). La primera tiene que ver con una actitud de activismo dentro de los asuntos públicos, aunado a una fuerte carga cualitativa o ideológica. Y el segundo punto, tiene que ver con “la comprensión ilustrada” de los asuntos públicos por parte del ciudadano. Lo anterior, impone como condición, un alto grado de politización; y lo ante anterior, supone una actitud apasionada. La suma de estos dos factores en un individuo, es lo que permite fraguar una participación de mayor calidad.

Finalizamos respondiendo: ¿Para qué y por qué requerimos de la participación ciudadana?

Para estar acorde a las demandas de la sociedad. Lo cual significa: abrir los canales y mejorar los flujos de información entre ciudadanos y autoridades; transparentando el actuar de las autoridades. Generando así, un ambiente en el que florecen la corresponsabilidad y la rendición de cuentas.

Porque se desdibuja la decepción por la política y sus instituciones. Y lo mismo en el desempeño de los cargos y tareas administrativas; generando así incentivos de participación, tanto en cargos burocráticos, como en los que nos involucran en la contienda electoral y nos llevan a la representatividad (Lefkowitz).

Porque la participación ciudadana ayuda considerablemente en la labor de gobierno: inhibiendo la simbiosis entre partido y gobierno.

Para devolver y re-facultar los espacios y encomiendas que conciernen a la sociedad (empowerment) y con ello, demostrar que la representatividad no sólo es político-ideológica, sino también social.

Para acercar a los órdenes de gobierno, mejores alternativas y herramientas con las cuales responder a sus ciudadanos.
Por todo lo anterior, me suscribo a la necesidad de abrir los canales de la participación ciudadana; uno más, de los retos de nuestra inacabada democracia…

Twitter: @ojedapepe


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